¿Dueños de sus sueños?

Que el trabajo dignifica al hombre es una verdad de Perogrullo; cómo lo hace es la otra cara del mismo tema e implica la concurrencia de ideales, nobles principios de emprendimiento y, sobre todo, estar convencidos de que los procedimientos éticos allanan, por más duros que estos sean, los caminos hacia la prosperidad. Estas cualidades forman parte de la estructura de un ciudadano que se respeta a sí mismo.

Sin embargo, una denuncia de la Secretaría Nacional de Transparencia de Gestión (SNTG) hace pedazos el andamiaje de la moral del ser humano al poner al descubierto que, tras un inexistente decreto de emergencia suscrito hace varios años, 628 empleados de Petroecuador crearon una compañía para lucrarse a costa del Estado. Se trata de Gaspetsa, para la elaboración, almacenamiento y comercialización de combustible que utilizan los pescadores artesanales de un sector del perfil costero del país.

La adjudicación se hizo de manera directa y sin licitación, aprovechando información privilegiada, a pesar de que, por su relación laboral con el Gobierno, estaban impedidos de hacerlo. Y emprendieron el negocio: 0,05 centavos de dólar por galón, durante 10 años, en la misma actividad que aún desempeña la petrolera estatal sin intermediarios.

La Secretaría de Transparencia considera la operación como una falta grave sancionada con la destitución. Así lo determinan la Ley de Empresas Públicas, el Código de Trabajo y los reglamentos internos, pues los obreros o servidores públicos no pueden perseguir beneficios que impliquen privilegios. Pero, además, los presuntos accionistas no incluyeron este detalle en su declaración patrimonial, cometiendo un delito contra la fe pública, que se castiga con 9 a 12 años de prisión.

La sangre fría que caracteriza al representante legal de Gaspetsa ha hecho que amenace al Gobierno con una demanda ante las cortes internacionales. Pero antes deberá explicar a los ecuatorianos cómo es que la empresa estaba construyendo un hotel en Esmeraldas y promocionaba a Petroecuador (¿a los empleados?) con el eslogan  “Sé dueño de tu hotel, sé dueño de tus sueños”.