De no existir dicha política, la población china, de 1.300 millones de habitantes, tendría 400 millones más actualmente, según la Comisión Nacional de Planificación Familiar.
Esta intervención coercitiva modeló a la sociedad actual, con hogares en que un hijo único cohabita con sus dos padres y sus cuatro abuelos.
Han Mei es una de las numerosas mujeres chinas que sufrió los riesgos y las sanciones impuestas por esta política.
Por su primer hijo, una niña, esta docente actualmente jubilada tuvo derecho a un permiso maternal, pagado por sus empresa, un mes antes del nacimiento.
Pero cuando Han Mei quedó de nuevo encinta, se vio expuesta a una multa astronómica, un descuento en su salario e incluso la pérdida de su empleo.
Obligada a ocultar su embarazo, tuvo que trabajar hasta el parto y pagar de su bolsillo la cesárea requerida para dar a luz a su hijo.
Luego, debió disimular ante las autoridades la existencia de su segundo hijo, lo que consiguió gracias al apoyo de los habitantes de su pueblo.
"Cualquiera que daba nacimiento a un segundo hijo de manera ilegal era castigado, y las penas podían ser la expulsión de la escuela, una reducción del salario o una multa", relató Han Mei, cuya identidad fue modificada para protegerla.
"Si alguien no podía pagar la multa, su casa era demolida o los muebles y los artefactos electrodomésticos eran confiscados por los responsables de la planificación familiar", relató esta madre hoy de 50 años.
La política de control de los nacimientos en China generó más de 90 millones de hijos únicos, a menudo llamados los "pequeños emperadores" por ser muy mimados.
La restricción fue menor para los campesinos, autorizados a tener un segundo hijo si el primero era una niña, así como para las parejas en que el marido y la esposa eran hijos únicos.
Por último casi todas las minorías étnicas chinas (menos de 10% de la población) quedaron exentas.
En momentos en que China envejece, las autoridades prevén nuevas excepciones para el año próximo, explicó a la AFP He Yafu, un experto en contacto con los demógrafos oficiales.
En cinco provincias chinas --Heilongjiang, Jilin y Liaoning en el noreste, Jiangsu y Zhejiang en el este-- las parejas de las cuales uno de sus miembros es hijo único, estarían autorizadas a tener dos hijos. En Shanghai también.
Esta nueva política de tolerancia podría ser extendida al resto de China en los próximo cinco meses, agregó He.
El 9 de septiembre pasado fue liberado de prisión un militante chino ciego, Chen Guangcheng, conocido por haber denunciado la esterilización impuesta a miles de mujeres y los abortos tardíos y forzados en su distrito de Shandong (este) de fetos a veces hasta de ocho meses.
Por otra parte, el control de nacimientos fue considerado también responsable del desequilibrio de sexos: actualmente hay 119 bebés varones por 100 de sexo femenino, según la Comisión de Planificación Familiar.
Los hogares rurales tienden a privilegiar un hijo de sexo masculino, por razones ancestrales y para el apoyo de la familia, lo que ha provocado abortos selectivos (favorecidos mediante la ecografía) y de asesinatos en serie de niñas.
Por último, este desequilibrio entre el número de hombres y mujeres favorece los tráficos de seres humanos y la prostitución.
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