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Desaparición de las abejas tendría un fuerte impacto ambiental

Desaparición de las abejas tendría un fuerte impacto ambiental

jueves 21 de octubre de 2010, 17:54h
Aunque para muchos las abejas son solamente unos pequeños insectos que hacen una dulce melaza, la miel, y que pueden acarrear molestias con sus picaduras, además de una interesante vida en comunidad, protagonizan, con otros miles de especies, una de las funciones esenciales de la vida natural: la polinización.

En su continuo periplo de flor a flor, recogen y dispersan el polen, convirtiéndose en un eslabón esencial en la producción de más del 70 % de nuestras plantas. Su desaparición, por tanto, acarrea un serio problema en el mantenimiento de los ecosistemas.

Desde hace 10 años las abejas melíferas ( productoras de miel), españolas se están viendo afectadas por una epidemia, la varroasis, que ha provocado la desaparición de enjambres silvestres.

En el caso de las colmenas domésticas, la plaga se encuentra controlada gracias a los cuidados y atenciones de los apicultores.

"Nuestros colmenares corren peligro, pero dependen ahora del hombre para su supervivencia," Señala Francisco José Orantes, investigador del Centro de Investigación y Desarrollo Agrario de Granada.

La gran función que llevan a cabo las asociaciones, se encuentra ahora supeditada a la labor del apicultor. " Si la varroa no es tratada de forma permanente, existiría un grave peligro de extinción de las abejas" apunta José Herguedas, vicepresidente de la Asociación apícola de Guadalajara.

La Varroa es un ácaro procedente de Asia que se alimenta de la sangre de los insectos ( hemolinfa) y hasta los años sesenta sólo afectaba a la abeja de esas latitudes ( Apis cerana), que ha desarrollado comportamientos de defensa contra el parásito. Fue la introducción de la especie europea ( Apis Mellifera), en este continente lo que provocó una ruptura de las barreras naturales y el intercambio de sus parásitos. De esta forma, igual que se produjeron altas mortandades, sobre todo en la India y Pakistán, de la abeja asiática, prácticamente en el resto del planeta empezó a hacer estragos la varroa.

En los primeros años de su aparición en España, hace algo más de una década, murieron miles de colonias y numerosos apicultores abandonaron la actividad. Hoy día la epidemia está controlada, pero cualquier apícola que provoque su abandono traerá aparejada la muerte de este polinizador de primer orden. Francisco José Orantes Bermejo lamenta el hecho de que haya quedado al margen de la política ambiental de la mayoría de los Gobiernos autónomos: " La apicultura es una herramienta más en la conservación de la naturaleza, y no puede verse excluida de los planes de conservación de especies, ecosistemas, reforestación y conservación de suelos". En Asturias, por ejemplo, se ha potenciado esta actividad dentro de los planes de conservación del oso pardo con el fin de asegurar una adecuada polinización de los arbustos productores de bayas, de los que este animal se alimenta.

Este investigador apunta también al escaso control sanitario en la introducción de ejemplares de otros países, la ausencia de centros específicos para la investigación apícola, así como la necesidad de generalizar los controles de calidad de la miel. " Las mieles de los países mediterráneos obtenidas de plantas aromáticas tienen una calidad excelente en relación a lo que estamos importando, y esto debe llegar al consumidor".

Mientras tanto, la Unión Europea ha aprobado a finales de junio un reglamento por el que se establecen las normas generales de aplicación de las medidas destinadas a mejorar la producción y comercialización de la miel, que apoya, entre otros puntos, líneas de líneas de investigación para luchar contra la varroa.

Para José Luis Herguedas, el reglamento tiene la ventaja de que por primera vez la UE reconoce a la apicultura con un reglamento exclusivo.

En España existen alrededor de 1,7 millones de colmenas y la producción de miel se eleva a 30.000 toneladas. Pero la función polinizadora de las abejas en el medio silvestre y agrícola es mucho más valiosa que la dulce sustancia que crean. Valgan algunos ejemplos para demostrarlo: la FAO considera que el valor añadido de la apicultura en la agricultura europea es de más de un billón de pesetas; dependiendo del tipo de cultivo, las parcelas con colmenas incrementan su producción entre un 20% y un 1.000%; años de gran actividad apícola se correlacionan con aumento de matorral, que conservan y protegen suelos, y lleva aparejado un incremento de frutos silvestres, esenciales en la alimentación de numerosas especies de fauna.

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