El uno de noviembre es un tañido
que activa los mejores sentimientos.
La mejor muestra de agradecimiento
a nuestros familiares fallecidos.
A los antepasados más queridos,
en recuerdo de su comportamiento,
les llevamos, un ramo, de ornamento.
Un homenaje más que merecido.
Rojos claveles, de sangre teñidos;
los crisantemos tan amarillentos;
benditas flores de gran colorido.
El regidor de nuestro ayuntamiento,
si tiene que optar entre lo florido,
se suele inclinar por los pensamientos.
José Luis Chacel