Europa y la crisis financiera

La UE supervisa la evolución presupuestaria y el incremento de la deuda pública de sus miembros

La cumbre de la Unión Europea congregó en Bruselas a los jefes de Estado de los veintisiete países miembros con la atención centrada en la crisis económica y financiera que se ha vivido en toda Europa y que fue demostrativa con la situación de Grecia.

El proceso de integración europea exitoso en lo político y hasta ahora en lo económico se encuentra frente al problema financiero que ha impregnado a todas las economías del mundo. La Unión Europea quiere evitar un colapso del euro, su moneda común y el mayor logro desde la creación de la Comunidad Económica Europea en 1957.

La Eurozona la integran dieciséis de los veintisiete Estados de la denominada Unión Europea desde 1992. Aunque la política monetaria es común a todos, cada uno emite su propia deuda con la prohibición de que una nación subsidie a otra. El Banco Central Europeo con sede en Francfort ha auxiliado mediante la compra de euros de los países con mayores problemas presupuestarios. En 1992 fue la primera advertencia de la necesidad de una reforma monetaria y el inicio del camino del euro. Con las reciente crisis de Grecia e Irlanda y el necesario rescate de esas economías, se creó un fondo provisorio hasta el 2013, a pesar de la resistencia de algunos como Alemania que no quieren saldar deudas por el manejo económico irresponsable. Los líderes europeos avanzaron hacia la creación de un fondo permanente de rescate dentro de la Eurozona, pero no han resuelto los mecanismos y estructuras para administrar futuras crisis.

Esto exigirá posiblemente la revisión del Tratado de Lisboa. El documento más acabado del proceso de la construcción de Europa es este tratado aprobado en Lisboa en diciembre de 2009. Fue producto de la salida política al laberinto jurídico, ante el fracaso de la aprobación de una Constitución para toda Europa. Francia y Alemania impulsaron este instrumento jurídico dentro de la vía clásica de los tratados y por aprobación parlamentaria. Este documento incluye la Carta de Derechos Fundamentales y se adhiere al Convenio Europeo de Derechos Humanos, finalmente da personalidad jurídica a la Unión Europea, establece la ciudadanía europea y le da presencia internacional de carácter federal, cuando concentra la política exterior de los veintisiete en una especie de Ministro de Relaciones Exteriores y en un Presidente que representa a los cinco millones de europeos.

En materia financiera convierte en institución al Banco Central Europeo y al Tribunal de Cuentas, esta instancia se encarga de garantizar el control de las cuentas de la Unión y está integrado por un representante de cada Estado miembro.

La crisis financiera de Grecia del pasado febrero y las consecuencias en Europa de la crisis financiera mundial, ha obligado al examen detallado de las cuentas de todos los ingresos y gastos, pero también examinar la legalidad y la regularidad de los gastos e ingresos para garantizar una buena gestión financiera; control que se hace con registros locales de todos los ingresos y gastos de la Unión Europea y de todos sus estados miembros.

El aspecto financiero se complementa con el funcionamiento del Banco Central Europeo, instancia supranacional con independencia en el ejercicio de sus poderes y gestión financiera, allí participan los presidentes de los bancos centrales nacionales de los estados miembros de la zona Euro. Ojalá algún día América Latina en sus diferentes sistemas de integración presentara una coordinación semejante y los controles de la Unión Europea.

Para prevenir futuras situaciones como las de Grecia e Irlanda en esta reunión de Bruselas se acordó un mecanismo permanente de auxilio a los estados para enfrentar situaciones financieras y métodos que puedan ser aplicados ante futuras crisis económicas, todo en función de estabilizar la moneda europea. Cuidadosos con la legalidad y la legitimidad de sus instituciones tocaron por primera vez el Tratado de Lisboa para permitir que el fondo de rescate del euro, dotado con 750.000 millones de ellos se convierta en permanente. Esto dentro del principio de que los estados miembros conducirán su política económica para ayudar a lograr los objetivos de la Unión y deberán evitar los déficit excesivos. La UE supervisa la evolución de la situación presupuestaria y el incremento de la deuda pública.

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