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Privilegios de sus señorías

Privilegios de sus señorías

viernes 14 de enero de 2011, 10:40h

Recordarán que, desde hace algún tiempo, la diputada Rosa Díez pide a sus compañeros del Congreso y del Senado un ejercicio de responsabilidad para revisar el privilegiado sistema de protección social del que disfrutan sus señorías. Con dos legislaturas, que si hay elecciones anticipadas no llegan a los ocho años, diputados y senadores se garantizan la pensión máxima de jubilación, algo que el resto de los españoles alcanzan tras treinta o cuarenta años de vida laboral.

Pues bien: la propuesta de Rosa Díez recibió la respuesta del letrado mayor de las Cortes Generales, que le dice que la situación de diputados y senadores “no es comparable a la del conjunto de los ciudadanos ya que son representantes del pueblo español”. La verdad es que ese argumento se entiende mal: representan al pueblo español y su situación no es comparable a la del resto de los ciudadanos. ¿Qué son los parlamentarios? ¿Ciudadanos de primera? ¿Señores con privilegios al estilo de los controladores aéreos? ¿Personas tocadas por la mano de los dioses? ¿Extraterrestres? ¿Marcianos? Ni siquiera entramos en los casos de muchos parlamentarios que no dan un palo al agua, que no intervienen en la cámara y que sólo asisten a las sesiones cuando su voto es necesario y el partido les exige su presencia como si fuesen colegiales díscolos.

En el año 2006, las cámaras acordaron por unanimidad  (que en estos asuntos no hay discrepancias) el actual régimen económico y social que afecta a sus señorías.  Pero desde entonces, tal como predica el Gobierno, muchas cosas han cambiado en España, y lo han hecho para peor. Cambios que obligan a revisar la edad de jubilación, a congelar pensiones, a retirar los famosos 426 euros a quienes no tienen derecho a prestación alguna por no haber cotizado o por no haberlo hecho el tiempo suficiente. Pero esos cambios, que afectan a todos los españoles y sobre los que está abierto un debate muy complejo, son ajenos a sus señorías. Y que no vengan con la milonga de que a la clase política hay que respetarla y prestigiarla, porque la sociedad no está para la labor. De hecho, en las encuestas del CIS aparece la clase política como uno de los problemas que más preocupan a los españoles. Y ellos, los políticos, los representantes del pueblo soberano, sin enterarse.

 

 

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