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El tintero: Desahogo

El tintero: Desahogo

jueves 03 de febrero de 2011, 21:14h
Estoy harto, y digo harto por no utilizar palabras subidas de tono para las que maestros del esgrima lingüístico como Pérez Reverte tienen patente de corso y para las que yo no tengo todavía destreza de uso (aunque como todos aprendí varios tacos antes que muchas palabras de uso cotidiano), harto digo, de los insufribles centros de atención al cliente, de los call centers dichosos o como los quieran llamar (seguro que menos bonitos de todo). Los de las operadores de telefonía son los más penosos; ojalá en casa del herrero hubiera al menos cuchillo de palo dada la cadencia actual de muchos a la mediocridad.

Reconozco que soy de los que prima la vía telemática a la presencial en la mayoría de los ámbitos de mi vida. Me gusta y estoy convencido de que es un camino al futuro por el que ya todos andamos. Hay quienes se resisten, pero al tiempo también caerán, aunque sea por imperativo. Las grandes empresas de telefonía en España, por qué no decirlo, las todopoderosas Movistar y Vodafone, lo saben y se aprovechan de ello. Controlan uno de los caballos ganadores hacia el progreso. Hace unas semanas en Valladolid, el presidente de Telefónica, César Alierta (que por cierto, la oratoria no es lo suyo), sacó pecho ante un nutrido grupo de empresarios y representantes políticos con los datos y conclusiones del informe ‘La Sociedad de la Información en España 2010’. Puso de manifiesto el éxito del proceso de digitalización en nuestro país,  y señaló que la comunidad internauta alcanza el 64,2% de la población (un 7,1% más que en 2009), mientras que el porcentaje de usuarios que accede a diario a la Red supera el 69% (un 13,3% más). En este punto, merece la pena destacar que la población de entre 45 y 64 años está tomando el relevo del crecimiento con mucha naturalidad, superando la temida brecha digital. Aunque todavía hay muchos, tanto en instituciones públicas como en empresas, que no se enteran y tratan a lo digital e internet como cuestiones de segunda… Tiempo al tiempo.

Las nuevas tecnologías brindan recursos que ayudan a hacernos la vida más fácil, la banda ancha móvil es el futuro, pero si los que prestan los servicios son jetas profesionales ―como las citadas compañías― mejor apaga y vámonos. No es que puedan hacer la vida más complicada, sino que son capaces de hacerla insufrible. El que me presuponga un tono de despecho o venganza en mis palabras como consecuencia de alguna experiencia personal frustrante acierta, aunque la verdad es que he decidido reflexionar sobre este tema porque hay abusos que no debemos permitir. De hecho, me he puesto a escribir del asunto mucho tiempo después de mis malas experiencias y como resultado de comentarios de profesionales y colegas que han sido víctimas del desprecio de estos gigantes TIC. Estoy seguro que de usted también se han reído.

Antipáticos, ineficientes, maleducados, lentos, etc. es lo mejor que logro afirmar de los trabajadores de los servicios de atención al cliente de de las compañías telefónicas de nuestro país. Asevero de nuestro país siendo consciente que la mayoría subcontrata a terceros en otros países para hacer el trabajo sucio. Por supuesto, todos los empleados están adoctrinados por los responsables de unas empresas que saben muy bien lo que hacen. Ellos son los verdaderos culpables y los que se llevan los beneficios de la pasta que gastamos e invertimos.

La última moda de los citados call centers es colgar el teléfono al usuario cuando son incapaces o no quieren reconocer un error o prestar ayuda. Tienen la premisa, y lo sé por buena tinta, de decir al cliente que tienen un error en el sistema o colgar el teléfono y que no pueden atender su petición. El truco está en  introducir al usuario en un bucle interminable de melodías y tonos repetitivos para que se canse y persista de hacer su reclamación. Un corte de mangas en toda regla que no debemos permitir. Pero por desgracia, el único control sobre ellos que tenemos es el de poder elegir con quien contratar. Aunque nos ofrezcan el oro y el moro con descuentos o teléfonos de última generación lo mejor es abandonar la compañía. Por desgracia las alternativas son igual de infumables. Se aprovechan de que les necesitamos y que ya no sabemos vivir sin móvil e internet.

¿Cuál es la solución? Ni put… idea, digo no lo sé. He probado de todo y trabajado con diferentes operadores. Todos patéticos estafadores que sólo se esfuerzan en una publicidad que roza el engaño. Siempre al límite. Por ello, y ante la impotencia que muchos sufrimos yo también voy a ir a límite, sin pasarme: son unos incompetentes, mentirosos, ruines, tramposos, caraduras, miserables, y un largo etcétera que usted, estimado lector, puede ampliar, eso sí, teniendo muy claro que cada uno los calificativos que he usado esconde un taco muy fuerte. Sé que esta rabieta sirve de poco de cara a cambiar las cosas, pero me he quedado muy agusto. Le recomiendo que usted también se desahogue.

PD: Recuerde que en los comentarios de Diariocrítico Castilla y León las palabras malsonantes son motivo de eliminación. No obstante, use la imaginación…

Álvaro Gago. Director de Diariocrítico Castilla y León.
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