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El último de la fila

El último de la fila

domingo 03 de abril de 2011, 12:32h
Hasta hace pocos años, el PSOE de Andalucía era uno de los más influyentes de todas las Federaciones socialistas españolas que acudían a cualquier Congreso o Comité Director. Su peso, tanto en número de militantes como en cuota de poder dentro de la Ejecutiva Federal, era esencial a la hora de tomar cualquier decisión. Nada se hacía en Ferraz sin haber consultado previamente a la Ejecutiva Regional andaluza o a su secretario general. Pero eso era en tiempos de Felipe González y de Alfonso Guerra, e, incluso, de Manuel Chaves y Gaspar Zarrías, mucho antes de que Pepe Griñán accediera al poder en el Congreso Extraordinario del pasado año que le aupó al liderazgo del partido en la sevillana calle de San Vicente con el noventa y nueve por ciento de los votos. Ahora, a tono con los tiempos, los socialistas andaluces son, como la propia Andalucía, los últimos de la fila. Si los andaluces somos en estos momentos los últimos de Europa y de España en nivel educativo, en renta per capita y en empleo, su presidente y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, es uno de los líderes autonómicos que menos cuenta en Madrid. Es como un cero a la izquierda. Comunidades como Extremadura o Castilla-La Mancha, han tomado el relevo gracias a la personalidad de sus dirigentes, como Guillermo Fernández Vara y Jose María Barreda, quienes se han atrevido a cuestionar el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero mucho antes de que éste se viera forzado por las presiones de bastantes de sus "compañeros" a comunicar publicamente su decisión de no volver a presentarse como candidato a la Presidencia del Gobierno. Habrá que esperar si Griñán acierta a la hora de apostar por uno de los posibles sucesores. Lo lógico sería Alfredo Pérez Rubalcaba, pero vistos los precedentes de las primarias, al secretario general del PSOE andaluz le convendría que se guardase algún as en la manga no sea que, al final, ocurra lo impredecible y Carmen Chacón o Tomás Gómez den la sorpresa como el desconocido José Luis Rodríguez Zapatero la dio en su momento. El presidente de la Junta de Andalucía es de los pocos que ha "lamentado" la decisión de ZP de abandonar ya que su Ejecutiva estaba dispuesta a apoyar con sus votos la continuidad del jefe del Ejecutivo en 2012. La renuncia de Zapatero, de todas formas, ha cogido a Griñán con el pie cambiado, El próximo 22 de mayo si, tal y como anucian reiteradamente las encuestas, se produce una debacle del PSOE andaluz en las municipales (que no sería otra que la pérdida de las ocho capitales, de algunas diputaciones provinciales y un importante retroceso en los casi quinientos ayuntamientos que ahora mismo gobiernan de los 711 de toda Andalucía), Pepe Griñán ya no podrá esgrimir la excusa de que ha sido culpa del "efecto Zapatero", como muchos apuntaban. Toda la responsabilidad caerá sobre él y sobre el macroescándalo de currupción que ha supuesto el fraude de los EREs cuya responsabilidad recae directamete sobre su Gobierno y sobre él mismo. Será por ello que sus primeras declaraciones tras la "zapaterazo" ha sido para recordarnos a todos que los comicios generales y los andaluces son en la misma fecha. ¿Marzo del 2012? Depende. Sigo convencido de que si Zapatero adelanta las generales al próximo otoño, Griñán hará lo mismo con las autonómicas. El presidente andaluz sigue sin haber aprendido a andar solo y necesita las muletas del Gobierno central y la ayuda del Partido para enfrentarse a las urnas por primera vez en su carrera política y en unas circunstancias no todo lo deseables que él quisiera. Una ayuda que le va a hacer mucha falta si contiúa el actual descontrol y malestar en el seno del PSOE-A. La negativa a facilitarle a la jueza Mercedes Alaya las actas de los Consejos de Gobierno solicitadas por la magistrada en su investigación no es sino un recurso al pataleo de una Administración que se ha visto cogida en sus propias redes por la falta de mecanismos de control y su habitualidad en saltarse a la torera cualquier  norma que ella misma no imponga. Son muchos los socialistas que piensan que Griñán tenía que haber sido mucho más contundente para pararle en su momento los pies a la jueza Alaya que está dejando en evidencia a la Junta en su tan cacareada investigación interna de los EREs y su colaboración con la Justicia. Según ellos son 77 las personas que han cobrado el dinero sin merecerlo, y más de un centenar los presuntos sospechosos que también podrían haberlo hecho. Pero se trata tan sólo de los llamados EREs vivos, es decir, aquellos que aún se están pagando. Los "muertos" (aquellos que ya han sido abonados en su totalidad) podrían ocultar otros cientos de fraudes que también tendrían que salir a la luz por el bien de las cuentas públicas y de la tranquilidad de todos los andaluces que, no lo olvidemos, somos quienes hemos pagado de nuestro bolsillo los casi setecientos millones de euros destinados todos estos años por la Junta a este turbio asunto. Ya veremos si, al final, Ferraz defiende o deja "tirado" a Griñán a los pies de los caballos si las investigaciones consiguen alcanzar, como todo parece indicar, al Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía y a su propio presidente. Lo dicho, el último de la fila en casi todo. Hasta en las apuestas por su posible candidatura a la Presidencia.
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