Las elecciones del 22-M, autonomía por autonomía: análisis de las municipales en Cataluña

    - Cataluña - Trias en Barcelona será el test del recorte Mas Jesús Conte Las elecciones locales en Cataluña no están contaminadas ni por el tema Bildu-Sortu ni por la tentación de convertirlas en unas elecciones primarias para las generales del año próximo sin ZP. Son unos comicios exclusivamente municipales para elegir alcaldes y concejales y punto. Servirán de termómetro, no obstante, sobre el grado de arraigo o de descontento cosechado por Convergència i Unió desde su regreso al gobierno de la Generalitat habida cuenta de la política de austeridad impuesta para cuadrar el presupuesto y con el anuncio de recortes en la prestación de servicios sociales como sanidad y enseñanza. Lo que en las elecciones autonómicas del 29 de noviembre se convirtió en un festín para CiU y un descalabro mayúsculo para los socialistas no tiene porqué ser mimético el 22 de mayo. De entrada, aunque CiU obtiene más concejales en el conjunto de Cataluña, las grandes ciudades y el cinturón barcelonés han sido feudos de la izquierda en este tipo de elecciones. Aunque CiU y el PP obtienen buenos resultados en las autonómicas y en las generales en determinadas poblaciones, a la hora de elegir alcalde el electorado se decanta masivamente por las listas socialistas más los ex comunistas. Así ha ocurrido en Barcelona y en Girona, además de l’Hospitalet, Cornellà, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sabadell o Terrassa. Las encuestas y el olfato apuntan que esta vez puede haber sorpasso y sorpresa en más de una localidad que parecía sociológicamente de izquierdas. No me refiero únicamente a Barcelona, que ahora valoraré más extensamente, sino a Badalona, donde el Partido Popular puede quedar como primera fuerza después de exhibir un discurso contundente en materia de inmigración, o en Castelldefels, en beneficio de CiU más alguien más. Antes de comenzar la campaña, CiU ya ha ganado unas doscientas alcaldías por falta de candidaturas alternativas. CiU presenta listas en 911 de los 945 municipios de Cataluña, con lo que bate su propio récord, y los socialistas 735, 42 menos que hace cuatro años. La pretensión de los nacionalistas de Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida es ganar Girona, plantar cara en Tarragona, y recuperar o consolidar algunas ciudades medias que habían estado en sus manos hasta la irrupción del tripartito como Manresa, Vilanova i la Geltrú, Igualada, Olot o Tàrrega. Aún más importante es volver a dominar las diputaciones de Girona y Lleida, ahora controladas por el frente de izquierdas, consolidar la de Tarragona, donde gobierna con el PP, y, ¿por qué? ir al asalto de la fortaleza de Barcelona, verdadero centro de poder y de influencias. Pero para ello CiU deberá obtener unos resultados excelentes en el conjunto de la provincia, comenzando por la capital. Barcelona es la obsesión permanente. El PSC lleva gobernando solo o acompañado desde las primeras elecciones municipales de 1979. Narcís Serra, Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu han sido los titulares del bastón de mando durante estos 32 años. ¡Y decían que Pujol llevaba muchos años cuando estuvo 23 años en la Generalitat! Xavier Trias, un nacionalista moderado y dialogante, con vocación socialdemócrata, concurre por tercera vez. Quiere ser alcalde por ocho años e irse. Para conseguirlo deberá convencer a los barceloneses de que hay otra forma de gobernar la ciudad, sin imposiciones y sin arbitrariedades, sin “sueños” maragallianos ni fórums 2004, una ciudad para las personas donde quepamos todos, segura y cívica, vivero de oportunidades que atraiga innovadores y emprendedores, con diseño pero modelo de ordenación urbana, y donde el turismo no acabe por hartar a los propios conciudadanos. En definitiva, una ciudad que no muera de éxito. Trias, como el resto de candidatos de CiU en las otras poblaciones, cuenta con el hándicap de un gobierno propio embarcado en una política de recortes que le puede pasar factura aunque se haya explicado los motivos. La última encuesta, publicada este martes, le otorgaba un margen de 6,7 puntos y tres concejales de ventaja (14-15 frente a 11-12 del PSC), aunque muy lejos de la mayoría absoluta. Los populares de Alberto Fernández Díaz ganarían uno (se situarían en 9), Iniciativa conservaría los 4 ediles y Esquerra unida a Laporta y Carretero perdería uno y se quedaría con 3. Habrá que ver si los socialistas son capaces de retener parte de la sangría que se apuntó en las autonómicas. Para el PP, estos comicios difícilmente les va a otorgar muchas alcaldías, pero aspiran a ser determinantes en bastantes de ellas. Esquerra Republicana, en horas bajas, es el otro aliado que puede complementar mayorías con CiU o con PSC; y en algunos casos como un nuevo tripartito. Iniciativa per Catalunya tiene poca cancha más allá del Vallés y del cinturón barcelonés porque, al igual que los minoritarios Ciutadans, Rosa Díez, etcétera, el rubicón del cinco por ciento de los votos es un lastre difícil de asumir. A lo sumo, Josep Anglada y su Plataforma per Catalunya puede echar la caña de pesca en Vic y otras ciudades refugio de un porcentaje alto de inmigración.                                                                               Jesús Conte                                                                        Volver a la portada>>