¿Podrá Rubalcaba con Usain Bolt?

“!Corre, Alfredo, corre!”. No es la primera vez. Hace solo ocho meses Zapatero le fichó para que hiciera de liebre en la decisiva carrera de los fondistas del PSOE que afrontaban las elecciones municipales y autonómicas. Cesó a María Teresa Fernández de la Vega, se deshizo de todos los ministros que le habían acompañado desde el principio y dio plenos poderes a su nuevo vicepresidente primero y portavoz. Fueron los meses del “efecto Rubalcaba” y crearon cierto nerviosismo en el PP –“está usted más calvo pero con más vicio”, le llegaron a decir-. Se suponía que iba a sacar al Gobierno de su letargo y a liberar a los candidatos de las mil y una ataduras de unas encuestas que les negaban cualquier posibilidad de victoria. Vistos los resultados catastróficos del 22-M o los corredores no siguieron el ritmo marcado por el velocista o Rubalcaba y sus perseguidores corrieron como Tom Hanks, en Forrest Gump, todo lo deprisa que pudieron, pero sin saber a dónde ir. Ahora el empeño es aún más arriesgado. Zapatero quiere que Rubalcaba vuelva a su especialidad de sprinter, que recupere las facultades de aquel veinteañero que en 1975 hizo su mejor marca corriendo en 10,9” los cien metros lisos en unos campeonatos universitarios defendiendo los colores del Celta de Vigo. Lo malo es que aquel chaval delgaducho de entonces no es que haya cogido demasiados kilos pero sí que se ha cargado de años, hasta 59 largos. Y encima ya no le valdría solo con bajar de 11” (todo un éxito para entonces): ganar las elecciones generales próximas con la camiseta del PSOE le sería tan difícil como superar el record del mundo de la especialidad, establecido en 9,58 por el mejor atleta de la historia, el veinteañero Usain Bolt, en el año 2009. Y no es que Mariano Rajoy sea tan difícil de batir como el fabuloso atleta jamaicano. ¡Qué va! El líder del PP parece destinado a la Moncloa más por los errores de sus adversarios que por sus aciertos como líder. El problema de Rubalcaba es que puede que se tenga que aplicarse  a sí mismo el razonamiento con  el que contestó el sábado a los lamentos de José María Barreda por haber perdido en Castilla-La Mancha.” Has perdido por ser del PSOE”, le dijo. Y es difícil que la maldición se disipe en solo diez meses. La carrera de Alfredo Pérez Rubalcaba parece lanzada más que a la victoria a lograr el diploma olímpico. Algo que le permita al PSOE un sitio confortable en la oposición en 2012. La marca del sprinter será buena en la medida que evite la mayoría absoluta del PP y supere los 125 escaños con los que Joaquín Almunia dejó al PSOE en su peor situación parlamentaria en el año 2000. Y hasta ese logro que aparentemente se antoja como un reto pequeño no parece fácil: La extrapolación pura y dura de los resultados del 22-M al Congreso dejaría al actual partido del Gobierno con unos exiguos 117 diputados. Solo el ánimo del público si llena el estadio puede ofrecerle oportunidades al corredor. En las gradas y en la  pista tiene que instalarse el miedo escénico. La carrera de Rubalcaba solo podrá tener algún éxito si el electorado de izquierdas considera que el PSOE ya ha tenido bastante castigo con el varapalo del domingo pasado. O decide volver a las urnas para apoyar al sprinter del puño y la rosa porque se siente perjudicado por las medidas que los populares puedan adoptar durante los diez meses que quedan desde los ayuntamientos y las comunidades autónomas de esta España vestida de azul. - Lea también:  Barreda continúa el 'culebrón': pide al PSOE cambios "más profundos" Éstos son los amigos y 'enemigos' de Rubalcaba  Rubalcaba: "Ni dedazo ni conspiración"  Especial Comité Federal