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Miedos de comunicación

Miedos de comunicación

lunes 04 de julio de 2011, 21:41h
No es un error. El título dice “miedos” de comunicación, que es la modalidad inframedieval de enfermar en lugar de informar. Los medios de comunicación eran otra cosa, púlpitos para propagar la liturgia de la Gran Mentira cuya perversión cardinal era: “televisión para todos”, en lugar del “pan para todos”. Gracias a la aldea global o globo cableado, tan gratos a los periodistas orgánicos y a los órganos de poder, la sociedad de la información, que decía McLuhan, se  convirtió en la sociedad de la des-información, de modo que la globalización propició una analfabetización general, particularmente notoria en el periodismo que labora en los miedos de comunicación. En este sentido, McLuhan, que expiró antes de tener que suicidarse, decía que “el medio es el mensaje”, ignorante de que su hallazgo devendría en “el miedo es el mensaje”, con tal potencia que hasta los reyes tienen miedo, como Mohammed VI, que ya no es de origen divino, por las dudas. Es decir que, el miedo, se propagó por los medios como un error de la OTAN, por ejemplo, que produce más pánico aun que sus aciertos. Los miedos de comunicación se basan en hacer virtud del error, como la falta de puntería de la OTAN, el parte meteorológico, los programas políticos, los presupuestos, las directrices económicas, las estadísticas, el FMI, los gobiernos, Europa, etcétera, todos errores de un gran virtuosismo. La gestión de la democracia, considerada un juego de virtudes, no es de veras más que la herramienta de las finanzas, para que la sociedad infantilizada adquiera la quietud del lactante. Errar es humano, reza el consuelo, y como casi todo se ha humanizado, el error se divulga así mediante el humanismo virtuoso que lleva inexorablemente a caer en la irrealidad. Dijo Sartre que “el europeo no ha sabido hacerse hombre sino fabricando esclavos o monstruos”, que es decir viviendo de los sueños goyescos de la razón. De ahí la irrealidad europea que plasma la verdad absoluta de Martí: “En política, lo único verdadero es lo que no se ve”. Un misterio, claro, el de la política, porque lo único verdadero es lo que no se ve, es decir que lo verdadero permanece oculto para abundar en los miedos de comunicación. En este mundo social de infantilismo balbuceante, donde la penuria lingüística reina en los miedos de comunicación, el más mínimo traspié puede hacer colapsar la sociedad y quebrarla, como advierte Bauman, que se constata en la fractura irreversible del sueño europeo, sólo capaz hasta ahora de hacerse hombre fabricando esclavos o monstruos. Los esclavos de esta Infraedadmedia son los contribuyentes bancarizados, y los monstruos no son otros que las corporaciones  cuyo mensaje inequívoco es el miedo. Eduardo Keudell. Periodista y escritor.
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