Corrupción: la enfermedad que desangra a Colombia

No obstante lo anterior, una cosa muy distinta es descubrir que dicho fenómeno permea y ha incrustado sus raíces en todos los estamentos de una sociedad. Bueno, pues tal es el caso de Colombia, en dónde el hambre imperante en los funcionarios públicos y contratistas, le cuestan al país 4 billones de pesos anuales, según cifras de la Organización Transparencia por Colombia. Y aunque esta cifra parezca escandalosa, incluso podría llegar a ser mucho más grande, si se tiene en cuenta que, nada más durante la gestión del presidente Juan Manuel Santos –quien aún no cumple un año de posesión–, ya se han destapado varios escándalos, que dejan a la luz pública la crítica situación por la que atraviesa la institucionalidad colombiana. Todo comenzó en la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE); organismo encargado, entre otras funciones, de administrar los bienes expropiados a los narcotraficantes o paramilitares; cuando se descubrieron numerosas irregularidades que incluían la venta o arriendo de dichas propiedades sin reportar dichas ganancias a la institución. Después, y casi al mismo tiempo, se conocieron los llamados ‘cartel de la salud’ y  ‘carrusel de la contratación’ en Bogotá. El primero tiene que ver con el millonario desfalco y las numerosas modalidades que usaban los empleados del Fondo de Solidaridad y Garantía (FOSYGA) –en alianza con personas pertenecientes a las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y a asesores externos–, para sustraer el dinero que anualmente destina el Gobierno para la atención en salud de los colombianos. Por su parte, el ‘carrusel de la contratación’ tiene que ver con la forma en la que algunos funcionarios estatales exigían grandes sumas de dinero a los contratistas, a cambio de favorecerlos en la entrega de licitaciones para la construcción o mantenimiento de obras en la capital. Por este escándalo Samuel Moreno, quien fue elegido como alcalde de Bogotá, fue destituido de su cargo, así como el congresista Iván Moreno, Inocencio Meléndez, funcionario del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), y Miguel Moralesrrusi, ex contralor de Bogotá, y al menos cinco funcionarios más. Como si los tres escándalos anteriores no fueran suficientes, en este mes se conocieron dos más: el millonario robo a la Dirección de Aduanas Nacionales (DIAN), entidad encargada del recaudo de impuestos a nivel nacional,  y la malversación de fondos en el sector de la educación. Según lo que las autoridades han expresado, el hurto en la DIAN, comenzó en 2004 y se calcula que los corruptos se ‘embolsillaban’ anualmente casi 400 mil millones de pesos (más de 200 millones de dólares), a través de la creación de empresas de ‘papel’ , que con ventas ficticias y la falsificación de facturas e informes, lograban que la entidad les devolviera el valor del IVA (Impuesto al Valor Agregado). En el momento hay 17 personas que están siendo investigadas y vinculadas a la investigación, y aunque las irregularidades se habían denunciado hace algunos años, el presidente Santos aseguró que la red era tan fuerte que incluso logró corromper a los primeros investigadores que tuvieron la misión de recaudar las pruebas, a quienes llegaron a sobornar hasta con 1400 millones de pesos (750 mil dólares aproximadamente). “Fueron descubiertos porque, de una forma inocente, con este dinero se dedicaron a comprar artículos de lujo y carros en efectivo”, expresó el mandatario. De otro lado, hace pocos días, Santos denunció el robo al Estado de 36 mil millones de dólares (20 mil millones de dólares aproximadamente) en el sector educativo, a través del falseamiento de las cifras de niños matriculados en varios municipios. Y aunque hasta el momento, no se ha dado más información al respecto, la suma de por sí es ya bastante escandalosa. El presidente ha manifestó que ha declarado la guerra a los corruptos y que los va a seguir persiguiendo "con todas sus fuerzas". Así mismo, con ocasión de la jornada regional de elecciones que se realizará en octubre, el Jefe de Estado ha pedido a los colombianos que elijan bien a sus gobernantes, con el fin de que se evite la corrupción. Esta es la triste realidad del país en este momento: cinco escándalos de corrupción que se han destapado en el último año (sin contar otros ya conocidos como el de Agro Ingreso Seguro, o los que aún se desconocen) con cifras astronómicas sustraídas por funcionarios públicos sin ningún tipo de escrúpulos o moral, que sumen al país aun más en una situación de pobreza que se vuelve insostenible.