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De aquellos trajes pueden venir  otros lodos

De aquellos trajes pueden venir otros lodos

jueves 21 de julio de 2011, 14:12h
La dimisión de Camps es el colofón de dos largos años trufados de escándalos en la Comunidad Valenciana que en el PP no han querido asumir desde el principio con la vaga esperanza de que el tiempo y los tribunales podrían dar carpetazo al asunto. No ha sido así y ahora Mariano Rajoy se ha visto forzado a cortar por la tangente y ha obligando a Camps a dimitir de todos sus cargos ante el temor de que el juicio contra él y los otros tres altos cargos valencianos implicados en el caso de los trajes y regalos supuestamente realizado por la trama Gúrtel le salpiquen durante la campaña y perjudiquen sus buenas perspectivas electorales. La solución quizá llega tarde – aunque dice el refrán que 'nunca es tarde si la dicha es buena'-, y quizás también se haya escenificado con un dramatismo muy a 'lo Camps'.  Sin embargo, su sucesión se ha hecho, o a mi me lo parece, de forma  rápida y bastante inteligente, con Alberto Fabra tendiendo puentes a la oposición y sin alborotos internos. Lo único que se ha echado en falta es que en unos momentos tan transcendentales e importante para el PP Mariano Rajoy haya dado la cara. Al menos hasta ahora no lo ha hecho, como sería lo lógico. El líder del partido se ha limitado a hacer público un comunicado algunos de cuyos párrafos sonrojan.     Pero he visto que el caso de Camps ha hecho traer a la memoria de algunos el caso de Pilar Miró y de sus 'famosos' trajes cuando era directora general de RTVE. Y yo creo que entre ambos hay evidentes y claras diferencias, tanto políticas como personales. Lo de Pilar Miró ocurrió, si se va a las hemerotecas, en el año 1989, en pleno apogeo del ‘felipismo'. Entonces, la antigua AP, con el ex diputado Luis Ramallo como ariete, sometió a Miró a un despiadado ‘acoso’ parlamentario por haberse comprado varios modelitos a cargo del ente público para usarlos en sus actos protocolarios a los que asistía en razón de su cargo. Por aquella época no existía una partida en los presupuestos  del ente destinada a “gastos de representación”, como había y hay en muchos otros organismos e instituciones públicas, y se suponía que si tenías que ir a la gala de unos premios vestida de largo o de etiqueta debía uno pagárselo de su propio bolsillo, aunque fuera todo un director general. Al final, a consecuencia  del ‘escándalo’, la directora de cine se vio obligada a dejar la dirección de RTVE. Su caída fue avivada por el propio PSOE que la había nombrado, y aquí dicen que jugó una papel decisivo Alfonso Guerra ante el que Miró no se doblegó nunca. Años después, en 1993,  Miró llegó a sentarse en el banquillo acusada de malversación de fondos públicos, pese a que la Fiscalía intentó impedirlo solicitando el archivo del caso. Según cuentan las crónicas de momento, la Unión de Técnicos y Cuadros de RTVE se personó en la causa como acusación particular y se pidieron  entre 12 y 14 años de cárcel. Pilar Miró se defendió insistiendo en que ella nunca fue consciente de que estaba cometiendo un delito. La ex directora de RTVE resultó finalmente absuelta, algo por lo que suspiran en el PP que le pase también a Camps. Ahora, ¿es parecido el caso Miró con el de Camps? Pues yo creo que no. La principal diferencia es que Miró, primero, no presidía una Comunidad Autonóma sino el ente público - con toda la importancia que el cargo conlleva, bien es verdad-. Y, segúndo, no tenía detrás de su supuesto ‘delito’ a toda una trama corrupta de personajes de opereta como ‘el Bigotes’ y Correa que llevaban manejando todos los contratos públicos de la Comunidad Valenciana a su antojo, repartiendo prebendas y comisiones a altos cargos y empresarios para lograr seguir haciendo sus millonarios negocietes. Creo que Miró, además de reconocer que compró las prendas con dinero de RTVE, las devolvió dejándolas simplemente en el armario de su despacho en donde las tenía colgadas. Y Camps, que yo sepa, - no ha hecho ni lo uno de lo otro. Todo lo contrario, ha negado la mayor.   Por otro lado, el caso de la fallecida ex directora de RTVE afectaba solo a una persona aunque salpicara de alguna manera al PSOE y al Gobierno de González, que la puso en el cargo. Pero lo peor para el PP es que detrás del Gürtel hay sospechas de que podría haber una supuesta financiación ilegal del partido en Valencia. Y, de probarse, eso serían  ya palabras mayores. Recuérdese Filesa. El tiempo siempre, o casi siempre, pone a cada uno en su sitio.
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