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Elecciones generales: comienza el 'showtime'

Elecciones generales: comienza el "showtime"

sábado 30 de julio de 2011, 22:15h
  Lamento mucho decirlo pero las próximas elecciones generales comienzan con un insoportable tufo a “showtime” al estilo de los más lamentables programas de la telebasura en donde lo importante parece ser la cuota de audiencia y lo de menos la seriedad o el rigor de lo que se dice o transmite. Debe ser porque, al fin y a la postre, lo que importa son los resultados y no la salud de nuestro país ya que, de otro modo, no entiendo la actitud de nuestros políticos que parecen tomarse a chufla que estamos ante unas elecciones anticipadas debido a la grave crisis en la que estamos inmersos. Los mensajes que están comenzando a transmitir son realmente decepcionantes, cuando no patéticos, porque están llenos de lugares comunes sin atreverse a lanzar propuestas concretas por temor a perder votos. Es evidente que cualquiera estará de acuerdo en que hay que disminuir las cifras de paro, crear empleo, mantener las prestaciones sociales (muy especialmente la sanidad y la educación), reducir el gasto de nuestras Administraciones públicas y dotar de transparencia a la actuación de esas Administraciones. Hasta aquí no creo que haya disenso alguno, cualquiera que sea el color político de unos y otros, porque está claro que esto ya no es cuestión de ideologías (lo de la derecha-izquierda carece de sentido en el siglo XXI) sino de programas con medidas concretas para llegar a estos objetivos. Esto y no otra cosa es lo que tienen que decirnos los partidos políticos –asumiendo el compromiso de lo que dicen- y no lo que, hasta ahora, han venido haciendo. Me temo, sin embargo, que mucha de la culpa de estos mensajes difusos para engañabobos la tienen los propios responsables de las campañas electorales (que ya estaban en marcha antes de la reciente convocatoria anticipada) porque andan demasiado preocupados con dos asuntos que deberían ser accesorios. Por un lado, la imagen maquillada de los propios candidatos que preocupa más que su aspecto real, para lo cual recurren a eslóganes huecos como el “escuchar, hacer, explicar” de ApRb al que han vuelto a cambiarle el nombre por unas meras siglas. Aunque siendo químico el hombre podían haberle puesto AlPRu, o sea, Al (aluminio), P (fósforo) y Ru (ruterio), pero la fórmula no parece vendible. Por otro, la emergencia del quinto poder que representan las redes sociales (puesta de manifiesto desde que se produjo el movimiento del 15-M) lo cual parece obligar a lanzar mensajes muy simples mediante twiter o facebook e, incluso, a crear página propia y a mantener supuestos diálogos con los internautas. Sencillamente ridículo cuando estos políticos apenas saben manejar, por sí mismos un ordenador ni teclear una frase seguida porque están demasiado acostumbrados a que todo esto les sea hecho por sus ayudantes. Al menos hasta el momento, no he visto que Rajoy cambie de nombre (de siempre ha querido que le llamen así) y ha asumido los errores de Aznar lo que parece que le ha costado perder dos elecciones generales seguidas. Será monótono y poco carismático pero se mantiene en la terquedad de seguir siendo él mismo, sin maquillajes ni nombres artísticos para seducir a los votantes. Dicho de otro modo, ni oculta su pasado ni anda disfrazado con máscara alguna; es como es y al que no le guste que no le vote, porque parece tener las ideas claras. Por el contrario, Rubalcaba pretende hacernos creer que nada tiene que ver con Zapatero ni con sus errores, para lo cual no duda en inmolarlo y relegarlo a una especie de pasado imperfecto. ¿Qué cargo demasiado las tintas contra el candidato del PSOE? Pues sí, por la sencilla razón de que es éste el partido que está en el poder y a quien debemos los casi cinco millones de parados, la deuda que arrastra nuestra Administración del Estado, la ausencia de medidas reales para la subsistencia de nuestras PYME (que son quienes proporcionan casi el 90 % del empleo) así como la utilización demasiado frecuente de la mentira, con la desfachatez añadida de no pedir perdón por ello. Y, además, porque pertenezco a ese “espacio flotante” que ejerce su derecho al voto en función de la confianza/desconfianza que me inspira quien ha estado ejerciendo el poder hasta ese momento sin militar en partido alguno y sin tener la obligación de rendir pleitesía a ningún político. En fin, ya veremos qué más sorpresas nos depara el “showtime” que tenemos encima… José Luis Villar Ezcurra Profesor Titular de Dº Administrativo de la UCM  
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