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Un momento para la nostalgia, solo uno

Un momento para la nostalgia, solo uno

domingo 02 de octubre de 2011, 14:05h
Pido un momento para la nostalgia, solo uno, antes de volver a refugiarme tras el escudo impasible del informador . Lo digo porque esta mañana he recorrido los pasillos del faraónico palacio de Congresos de Ifema, en Madrid, donde tantos congresos políticos he presenciado. Allí, deambulando algo despistados, he visto a tantos a los que he conocido en tantas circunstancias, unas veces eran vencedores, otras no tanto -un político ya se sabe que ni hace autocrítica ni se declara vencido--. Unas veces te miran con resentimiento porque quizá has publicado algo que no les gustaba, otras acuden a ti tratando de venderte una noticia, un comentario, al menos de arrancarte una frase de conmiseración o de complicidad.   Hoy he vuelto a verles. A los socialistas, en este caso. En la conferencia que arranca la precampaña electoral. Algunos ya perdida toda esperanza, otros tratando aún de arañar un buen puesto en alguna candidatura. Unos cabreados con los que ahora mandan, otros elogiosos y obsequiosos con los mismos. Pero pintan bastos y esta misma mañana alguna encuesta derrumbaba más esperanzas imposibles, aunque todos llevaban en el corazón aquella frase del viernes de Felipe González: "las encuestas nos daban perdedores por catorce puntos y perdimos por solo un telediario". Ahora les quedan dos telediarios por superar, como iba diciendo José Antonio Griñán, el presidente de Andalucía, que también tiene lo suyo ante las elecciones autonómicas de marzo.   Sí, me resultaban entrañables, aunque algo patéticos: ¿cómo creer a Griñán cuando decía que 'esto es el comienzo de un camino que nos va a llevar a la victoria electoral el 20 de noviembre'?. Los políticos lo son, como los buenos futbolistas, porque no dan ningún balón por perdido. Los periodistas, que llevamos en el corazón el realismo que concede un malsano escepticismo, sí damos por perdidos los balones que están pinchados, los que se han ido a la grada, los que esperan el chute del contrario en el área de penalti ante la portería propia.   Nostalgia porque he asistido a un acto político más y a uno menos. Porque he visto muchas caras amigas ya digo, paseando algo que sonada a parecido al fracaso.   Nostalgia también porque hoy, trabajando como siempre de testigo, de mirón, en esta conferencia política, hoy le tocaba al PSOE, me he enterado de la muerte de una luchadora a la que, desde la distancia política, admiré: Anabel González Gárate, se llamaba, militó en el comunismo y en el feminismo toda su vida y trabajó conmigo un día lejano en el Ayuntamiento de Madrid. Su compañero, Paco Herrera, la recuerda, roto de dolor, en El Mundo.     Si tantos con los que he compartido tantos actos, yo como informador, ellos como protagonistas o como comparsas, andaban por ahí como zombis, buscando un horizonte cada vez más lejano, si se nos ha muerto Anabel Gárate, ¿cómo escapar este domingo soleado, pero triste, a la nostalgia?
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