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Acto cultural con motivo de la celebración del Día de Colombia

Recital de 'árboles parlantes' en El Retiro

domingo 15 de julio de 2007, 17:14h
Diez álamos blancos de El Retiro han sido convertidos en aparatos de difusión de la obra de diez poetas colombianos, como León de Greiff o Álvaro Mutis, gracias a una sencilla instalación sonora.
A media mañana, numerosos paseantes se reunían alrededor de esta propuesta situada en el Paseo de México del parque y que, heredada de la iniciativa que la Universidad AEFIT de Medellín llevó a cabo en el marco del reciente Congreso de Academias de la Lengua en Colombia, consiguió que los árboles reflexionaran sobre la patria, la muerte, el amor o la propia naturaleza vegetal.

"Ya para qué seguir siendo árbol / si el viento no canta en mi follaje / si mis pájaros migraron a otros lugares (...) sin habitantes / a no ser esos ahorcados / que penden de mis ramas / como frutas podridas en otoño", se lamentaba uno de los álamos, con la voz de Raúl Gómez Jattin (1945-1997).

El ministro consejero de la Embajada de Colombia, Luis Armando Soto, explicó que, para las 77.000 personas de nacionalidad colombiana residentes en Madrid, la fiesta nacional se vive "con más fuerza incluso, acrecentada por el sentimiento de nostalgia", de manera que han querido "despertar a la memoria a través de los grandes poetas colombianos".

Además de los ya citados, la lista de poetas "consolidados y con una obra perdurable", según Soto, se completa con Meira del Mar, Juan Manuel Roca, Carlos Castro Saavedra, Aurelio Arturo, Gonzalo Arango, Giovanni Quessep y Darío Jaramillo Agudelo. Para Soto, las poesías, aun sin perder "una vocación de diálogo universal que elimine todo rastro de gueto", traslucen "unas circunstancias y unas vivencias de un momento histórico concreto", explicó, y hacen también referencia a los conflictos internos de Colombia.

Así, Juan Manuel Roca, en su poema 'Arenga de uno que no fue a la guerra', expresaba: "Nunca fui a la guerra / ni falta que me hace / porque de niño / siempre pregunté cómo ir a la guerra / y una enfermera bella como un albatros (...) / gritó con graznido de ave sin mirarme: / 'Ya estás en ella, muchacho, estás en ella'".
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