Unas vacaciones diferentes en Alcorcón

Suadu tiene 10 años y es el cuarto año que viene a Alcorcón a pasar sus vacaciones de verano. "Me gusta venir porque hacemos muchas cosas: ir a la piscina, al zoo", dice.

Como Suadu, otros 39 niños procedentes del campamento de refugiados saharauis de Tinduf pasan el período estival con familias de Alcorcón. Pero no son los únicos. En la Comunidad de Madrid hay otros 16 municipios que acogen estos meses de verano a un total de 463 chavales saharauis.

Cada año las diferentes asociaciones que hay en la región se reúnen con la Delegación Saharaui en Madrid para iniciar los tramites de los niños que vendrán a nuestro país. Es precisamente la Delegación Saharaui junto con el Defensor del Menor de Madrid quien se encarga de hacer todo el papeleo y los permisos de los pequeños para que durante su estancia estén legales.

Gracias al programa "Vacaciones en paz", que se viene desarrollando desde 1994 en varios puntos de la geografía madrileña, niños del Sahara Occidental de entre 8 y 12 años se benefician de dos meses de vacaciones diferentes.

Alcorcón es precisamente uno de los municipios donde más tiempo llevan acogiendo a los chavales. "Estamos muy concienciados con la causa saharaui, y conocemos su realidad, y como queremos ayudar al pueblo saharaui, acogemos a los niños", explica Aurora Martín, una de las madres de acogida y socia de la asociación "Alcorcón por el pueblo saharaui".

Aunque la asociación cuenta con 150 socios, el 50 por ciento de las familias acogedoras no son miembros de la asociación. Y es que muchas familias se han ido animando y acogen chavales al ver que amigos o vecinos que lo hacen están encantados. "Somos amigos de una familia que está en la asociación y llevábamos años con ganas de acoger también nosotros a un chaval, especialmente mis hijos eran los que más ganas tenían", explica María Antonia Gómez, madre de acogida por primera vez.

"Durante estos dos meses los niños cogen unos cuantos kilos, ya que pasan de una alimentación muy precaria en sus lugares de origen a una alimentación sana y equilibrada", señala Rosa Serrano, presidenta de la asociación, y argumenta: "es que allí sólo se les suministra arroz, lenteja, garbanzos y alguna que otra lata". Pero además, venir a España es también beneficioso para los niños porque "cambian de aires, se relacionan con otros niños de su edad, y viven experiencias que en su país son imposibles por la situación en la que viven", añade Serrano.

Reconocimiento médico
Nada más llegar a España, los pequeños pasan un reconocimiento médico, que es obligatorio. "En lo últimos años vienen muy bien de salud, no como pasaba antes. Pero son niños que a menudo tienen problemas de cálculos renales o problemas de la vista, como conjuntivitis. La mayoría de las enfermedades se deben a que viven en mitad del desierto", indica la presidenta de la asociación.

Los gastos médicos son sufragados por el Ayuntamiento de Alcorcón, que subvenciona el 80 por ciento de este proyecto de "Vacaciones en paz". "La subvención da para pagar el billete de avión de los niños, para algunas actividades e incluso para comprarles gafas si las necesitan. La ropa y la alimentación corre por cuenta de las propias familias", explica Aurora Martín.

Durante su estancia en España, que es un premio a las buenas notas en las madrazas, hacen todo tipo de actividades. "Son niños que van muy bien en las escuelas, son buenos estudiantes, y por eso las madrazas los escogen para venir a nuestro país. El que viene un año, suele repetir al siguiente, y si es posible con la misma familia", dice Rosa Serrano, y añade que "normalmente, sólo hay un niño por familia, porque resulta más fácil la adaptación del crío a la familia y viceversa, que si hay dos en la misma casa".

Van a la piscina, al zoo, a granjas-escuelas a pasar el día, se reúnen todas las tardes en el parque e incluso hacen fiestas con jaimas para que los niños se sientan más en casa. Y aunque todos, padres de acogidas e hijos acogidos, están muy contentos con la estancia, a menudo los pequeños sienten mucha morriña de su tierra. "Me lo estoy pasando muy bien, pero tengo ganas de volver a casa, echo mucho de menos a mis padres", dice Mohamed, un niño de 9 años que viene por primera vez a España.

La situación del Sahara
El Sahara Occidental fue territorio español hasta el año 1976. En 1975 el Gobierno español iba a realizar un referéndum de autodeterminación en el territorio. Marruecos aprovechó la situación que se vivía en España, con Franco moribundo, para "invadir el terreno y el Gobierno español dejó abandonados a su suerte a los saharauis", recuerda Aurora Martín. Entonces, parte del pueblo saharaui se vio obligado a huir a Argelia. Otros muchos, en cambio, decidieron quedarse en sus tierras, que ahora pertenecen a Marruecos, pero como advierte Martín, "viven reprimidos".

Por otro lado, los que decidieron huir viven en los campamentos de refugiados de Tinduf, donde habitan unas 200.000 personas. Precisamente de estos campamentos proceden los niños que están en Alcorcón estos meses de verano.

"Allí han creado campamentos que se llaman igual que las ciudades que tuvieron que dejar", afirma Aurora. "En los campamentos, sólo reciben ayuda internacional con comida dos veces al año. Por eso, cuando los niños regresan a sus casas van cargados de cosas, que les compramos y que no suelen llegar hasta allí como chocolate, colonias, cremas, ropa de invierno, medicinas, juguetes", concluye Rosa Serrano.