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Abraham Levy

No sólo fallaron los teléfonos*

No sólo fallaron los teléfonos*

lunes 20 de agosto de 2007, 07:15h
Escribo esta nota 24 horas después de que el terremoto de 8.0 de magnitud evidencie que tras el desastre natural aparece otro no natural: la Defensa Civil para asistir de modo eficaz a una población afectada por un sismo mayor en la costa central cuando ello más se necesita: al momento.

Si los terremotos se producen por el empuje que la placa de Nasca realiza sobre la continental, entonces, no hay que ser Einstein: la zona de Nasca debe ser propensa a la devastación que los terremotos traen. La respuesta inmediata del estado, para asistir a los heridos, como sistema, simplemente no existe.

Lima no tenía un terremoto mayor desde el 3 de Octubre de 1974. Este “silencio” sísmico era ya un aviso de que la naturaleza nos debía un terremoto mayor a quienes vivimos en la costa central. Una mínima respuesta de emergencia inmediata debía estar montada. No hubo respuesta, pero sí hubo sismo.

Preocupa (deberían explicarlo) que la magnitud del sismo haya sido de 8.0 para los científicos de EEUU Japón y Europa, pero de 7.0 para el IGP. No les hace bien a nuestros sismólogos esta discrepancia.

Nadie le pudo decir al Presidente, como nos consta en su oportuno discurso de la noche del terremoto, que Pisco, Ica, Chincha, Cañete y poblados periféricos presentaban un colapso estructural en lo relativo a las edificaciones de adobe y que decenas de muertos se observaban en las mismas plazas centrales de las ciudades donde colapsaron iglesias históricas.

Ciertamente que sin un mínimo de información rápida, coherente y oportuna NO ES POSIBLE dar una adecuada respuesta ni a los heridos que requieren asistencia inmediata ni a las poblaciones que requieren apoyo asistencial masivo si no sabemos cómo están. Debe aprenderse de esta tragedia que la mayor causa de destrucción y muerte es la vulnerabilidad. Cuántos heridos pudiesen haberse recuperado si un sistema eficaz de Defensa Civil tuviese un plan de asistencia para algo que ya se sabe que ocurrirá tarde o temprano. Ni agua, ni generadores, ni helicópteros, ni equipos de rescate, ni siquiera una elemental red de UHF para establecer un muestreo del problema de modo que no se pierda tiempo en diseñar una respuesta. No es difícil organizarlo y tenerlo en alerta mínima.

De nada sirven los espárragos, las uvas o el empleo pleno de Ica si, como quedó en evidencia el 15 de agosto, cuando Ica necesita una rápida acción, los responsables rebatían las lecturas de magnitud del sismo que daban los científicos del exterior o repetían lo que todos ya sabemos que NO debemos hacer.
Queremos escuchar lo que SI se debe hacer por parte de quienes deben constituir la DEFENSA de la población CIVIL cuando las papas están quemándose y no cuando son ceniza.

Se requieren cambios.

Queda claro además que el tema del PREVEN es necesario activarlo otra vez.
:: Abraham Levy (Perú). Director de Infoclima.
*Columna aparecida en el diario Correo
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