Las atenciones políticas se han dividido este domingo: De un lado, han reclamado atenciones detalladas los datos divulgados ayer por el ministro Rubalcaba sobre la muy importante operación de la policía francesa para detener a cuatro importantes etarras y hacerse cargo del cuantioso arsenal que estaba en su poder en la localidad de Cahors. Parece comprobado que estos etarras formaron parte del grupo que atentó contra la Terminal 4 de Barajas, y que se disponían a producir algún otro atentado de parecidas dimensiones. Es probable que ETA intente reconstruir este comando, como siempre ha hecho con los detenidos, pero no le resultará fácil integrar una estructura tan sólida, potente y peligrosa. Sin duda, las fuerzas de seguridad hispano-franceses se han apuntado un nuevo tanto, y la noticia también es un alivio para el gobierno y la población en términos generales, y acaso con la excepción de unos pocos descerebrados que lo lamenten.
El otro acontecimiento político son las muy amplias declaraciones, en cinco páginas, que Zapatero efectúa al director de El País. Como él dice, es su balance de la legislatura que concluye, pero también, un proyecto de futuro. Con algunas afirmaciones sustanciales, como su compromiso de que sólo gobernará España si obtiene más votos que su adversario Rajoy. "Busco una mayoría suficiente para la modernización definitiva de España". Hay multitud de críticas del presidente al PP y a su política de esta legislatura y del período que gobernó Aznar, como abundantes explicaciones y justificaciones de su propia política. Por ejemplo, la justificación del fallido proceso de paz con ETA: "Si no lo hubiese intentado, sería un presidente sin alma, sin entrañas". Y agrega luego que la democracia ha ganado la batalla contra ETA. Sólo cabe pensar cuánto va a durar, porque no va a conseguir nada. Sobre la actitud del PP ante esa política sobre ETA dice Zapatero que espera que "nadie vuelva a utilizar y crispar el intento de acabar con la violencia como el PP. Pesará durante mucho tiempo". Y la descalificación plena de su antecesor en el cargo: "Aznar intentó situar a España en un modelo que ha sido un fracaso, un modelo neoconservador que no ha cuajado". Y en cuanto al PP, comenta irónicamente que hay más codazos por ir de número dos que de número uno en las listas de candidatos.
En cuanto a la legislatura que concluirá en marzo con las nuevas elecciones, dice Zapatero que aún quedan 30 leyes pendientes en el parlamento. Menciona "dos iniciativas mías personales", la Unidad Militar de Emergencia y la imagen de marca del gobierno de España, que por cierto han recibido numerosas críticas. También explica las salidas de sus cargos de las ministras de Vivienda y Cultura y de la directora de la Biblioteca Nacional: los primeros relevos respondieron a la necesidad de dar un nuevo impuso a esas áreas. Y en cuanto a la directora Regás, a quien expresa cariño y aprecio, no deja dudas de que el ministro tiene el respaldo del presidente.
Una larga conversación que da buena idea de la legislatura de Zapatero.
Si (
No(
