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El papel creciente del Rey

El papel creciente del Rey

miércoles 19 de septiembre de 2012, 12:15h
El Rey Don Juan Carlos, que pienso que se encuentra en un buen momento de forma física y moral tras haber atravesado un bache importante, está adquiriendo un renovado protagonismo, precisamente cuando la situación política pasa por un momento de preocupante atonía. No se trata solamente de la utilización -al fin- de Internet, a través de la web de la Casa del Rey, para difundir un mensaje muy medido del Jefe del Estado, que pienso que algunos han querido malinterpretar; es, también, que el Monarca está apareciendo con frecuencia creciente en actos públicos, reuniones y entrevistas en los que hace algunos meses prefería no dejarse ver.

Que el próximo martes el Rey acuda a Barcelona, para, aprovechando la entrega de unos premios periodísticos, fotografiarse junto a Artur Mas -y, se supone, tener la oportunidad de hablar con él un buen rato- me parece, por ejemplo, un dato relevante. Máxime cuando, este jueves, el presidente de la Generalitat catalana va a mantener un encuentro con Rajoy en La Moncloa, una reunión que desde ambas partes se califica como 'de indudable importancia' y, también desde los dos lados, se prevé como potencialmente conflictiva a cuenta de la pretensión de Mas de imponer el pacto fiscal para Cataluña.

Debo decir que me parece un acierto este creciente papel protagónico del Rey en los acontecimientos del país: desde su presencia, acompañado de la Reina, en el domicilio de Santiago Carrillo -al fin y al cabo, Don Juan Carlos es ahora el único superviviente de la transición que ejerce un papel importante en la vida política actual-, hasta su irrupción en todas las portadas con motivo de la apertura del año judicial. Me dirá usted que eso lo hace todos los años, y tendrá usted razón; pero lo cierto es que algunos rumores iban apartando crecientemente al Monarca de la vida pública y de los actos protocolarios, casi como si fuese el largo adiós para una abdicación, y me consta que ha habido una reacción en contrario en ámbitos de La Zarzuela.

Yo mismo me he decantado alguna vez por la idea de una abdicación lenta y progresiva a favor de la figura del Príncipe Felipe, el futuro Felipe VI. Pero, en estos momentos de zozobra y de nacional-pesimismo, cuando empiezan a faltar algunas de las figuras que nos entroncaban con la Historia, me parece que Don Juan Carlos, que ciertamente ha perdido algo de su intangibilidad merced a algunos errores, sigue siendo un referente y manteniendo mucho de su prestigio; más, en todo caso, que una clase política que, lo cantan las encuestas, no tiene eco en la ciudadanía. El Jefe del Estado tiene, así, que rendir un penúltimo servicio a los españoles en momentos de riesgo de disgregación territorial y de falta de conciencia de Estado entre los ciudadanos. Creo, en suma, que los nuevos responsables de la marcha de La Zarzuela aciertan en la nueva dinámica. Porque de eso se trataba: de imprimir una nueva dinámica a esa Casa, que sigue siendo clave, quizá la clave.


- Lea el blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'
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