Agua, gas... y electricidad
jueves 13 de junio de 2013, 16:28h
La rama dura del Gobierno de la Generalitat, o
sea, la que tiene mando sobre los mossos, ha decidido emplear de manera
preferente el agua para disolver las manifestaciones que puedan
producirse. Parece que la policía griega también se ha inclinado por
este procedimiento para disolver a los revoltosos de la plaza de
Sintagma, en Atenas. Los maderos de Erdogan, en cambio, teniendo en
cuenta las preferencias del islamismo por lo etéreo, siguen fiel al gas,
con lo que entras en la plaza de Taksim y puedes sentirte un globo, sin
que, enterado de ello un psiquiatra freudiano, entre en sospechas.
El agua está bien. Aunque no fije, limpia y da esplendor, y
siempre es preferible a las pelotas de goma, que en Barcelona ya tienen
experiencia de no saber a qué ojo van a parar.
Dentro de semana y media se celebrarán en Alicante las Hogueras de
San Juan, y es habitual que los bomberos que cercan las fogueres para
evitar sorpresas sean insultados por las pandillas de jóvenes. No es que
los jóvenes alicantinos sientan una especial aversión al cuerpo de
bomberos, sino que ya constituye una tradición, llamarle cabrón
al bombero más próximo, y el bombero enfoca la manguera de agua hacia
el grupo insultador, lo cual es recibido con alborozo y agradecimiento
por la pandilla, en una noche a la que al calor natural se ha unido el
calor de las hogueras. En alguna ocasión he sugerido que se cambiase el
insulto por un vibrante "¡Vivan los bomberos!", pero no les hace gracia,
y prefieren el tradicional insulto como parte del juego.
En tiempos ya lejanos para los interrogatorios de los
manifestantes se empleaba la electricidad, la llamada "picana", que
consistía en descargas eléctricas controladas, es un decir, sobre los
testículos.
No sé si el recibo de la luz subía mucho en las comisarías, pero
era menos asqueroso que "la bañera", de la cual no quiero acordarme.
Decididamente está bien lo del agua para un país mediterráneo. En
Moscú tendrían el inconveniente de que, en invierno, llegaría un
peligroso granizo, más perjudicial que el gas o las pelotas de goma.