Reencuentro socialista

Casi veinte años después de la gran ruptura entre la UGT y el PSOE, el sindicato que nació socialista, desde la paternidad de Pablo Iglesias, quiere tender la mano al PSOE para reencontrar un camino que se escindió en la época en la que Nicolás Redondo (padre) y Carlos Solchaga dibujaron un escenario de desencuentros obligados por la política económica del Gobierno de Felipe González.

La UGT ha pedido sitio en las listas electorales del PSOE para las próximas elecciones de marzo de 2008, para que en el grupo parlamentario socialista exista por lo menos la voz de un representante cualificado del sindicato para hacer oír directamente los reclamos de este en la política económica del gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, dando por seguro que será el PSOE quien gane las elecciones.

El asunto no parece menor ni simbólico. Desde la huelga general convocada conjuntamente por CCOO y UGT  que puso contra las cuerdas al Gobierno de Felipe González en 1988, el sindicalismo ha perdido fuerza y presencia en España, diluyéndose en una concertación que ha pasado con más pena que gloria a pesar de haber dibujado un escenario de paz social que ha tenido que ver mucho con el desarrollo económico de los últimos años. Pero lo cierto es que la vida sindical en España es tan sigilosa que muchas veces parece que no existe.

El contraste de los datos macroeconómicos con la realidad salarial y con los tipos de contratos temporales indica que la capacidad de negociación de los sindicatos no tiene nada que ver con la que tuvo en la década de los ochenta y en la primera parte de los noventa, en donde las negociaciones sobre las reconversiones industriales dejaron exhaustos al Gobierno y a los sindicatos.

El sindicalismo del siglo XXI está necesariamente llamado a reinventarse por las especiales características que la globalización imprime a las relaciones entre empresas y trabajadores. La deslocalización, la pérdida de importancia del lugar en donde se realiza la producción y el papel definitivo de la productividad en el desarrollo económico han dejado a los sindicatos en su modelo tradicional sin capacidad de respuesta. El regreso de la UGT al parlamento puede ser el inicio de la recuperación de un protagonismo que había desaparecido junto a la ruptura del sindicato y su partido hermano.