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La banda no "dobló" la matrícula porque la furgoneta no iba a ser denunciada

El dueño de la furgoneta fue secuestrado en Francia el día 27 y liberado tras el atentado

domingo 31 de diciembre de 2006, 19:00h
El dueño de la furgoneta que ayer explotó en el aeropuerto de Barajas fue secuestrado en Luz Ardiden (Francia) el pasado miércoles día 27 por tres encapuchados que se identificaron como miembros de ETA y liberado este sábado entre una y dos horas después del atentado.
Según informaron fuentes de la investigación, se trata de un joven de nacionalidad española que había preparado su furgoneta para acampar, ya que pensaba pasar unos días en Francia esquiando, y al que los encapuchados le dijeron que, si todo iba bien, pasaría la Nochevieja en su casa. El joven pasó esa noche en la furgoneta junto a sus secuestradores, que ya por la mañana del día 28 hicieron varias llamadas desde sus teléfonos móviles, después de lo que un coche llegó hasta el lugar en el que se encontraban.

Los etarras le metieron en ese segundo vehículo y desde ese momento el joven no volvió a saber nada de su furgoneta, por lo que las fuentes consultadas consideran que fue en esa fecha cuando los terroristas comenzaron a preparar el vehículo para cometer el atentado. Las placas del vehículo que explotó, por tanto, eran las originales, ya que los terroristas no tuvieron necesidad de "doblarlas" al tener la seguridad de que el robo del vehículo no iba a ser denunciado.

Después de circular durante todo el día por caminos secundarios, el grupo pasó la noche en una casa abandonada. El viernes 29 -día que volvieron a pasar a bordo del coche, en constante movimiento-, los etarras preguntaron al secuestrado si le iban a echar en falta en su casa. El joven respondió que no, porque su familia está acostumbrada a que pase varios días solo en el monte, pero los terroristas le permitieron enviar desde su teléfono móvil varios mensajes de texto tranquilizadores.

Después de otra noche en el interior del coche, los secuestradores pusieron en libertad al joven entre las 10.00 horas y las 11.00 horas del sábado 30, entre una y dos horas después de que explotara la furgoneta en un aparcamiento de la T-4 del aeropuerto de Barajas. En ese momento los etarras le hicieron bajar del coche, le señalaron un camino y le dijeron que si lo seguía llegaría hasta un pueblo, que según las mismas fuentes se trata de la localidad francesa de Escot, situada en el departamento de los Pirineos Atlánticos.

Cuando el joven llegó a esta población adquirió una tarjeta telefónica y llamó a su familia, a la que relató lo ocurrido. Las fuentes consultadas por Efe señalaron que el procedimiento empleado por ETA en esta ocasión no es el habitual, ya que hasta ahora cuando secuestraban o retenían a alguien para utilizar su vehículo lo hacían inmediatamente antes del atentado y no con varios días de antelación.
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