www.diariocritico.com

Cardenales

miércoles 02 de enero de 2008, 13:27h
Mientras la gran mayoría de los ciudadanos agotábamos las fiestas navideñas y ultimábamos los preparativos de la cena de Nochevieja, antes de despedir 2007, decenas de miles de personas acudían a la marcha convocada por la jerarquía de la Iglesia española a favor de la familia cristiana. En principio, nada nuevo bajo el sol.

Sin embargo, visto lo visto, esta manifestación no sólo provocó alegría y momentos de gozo entre los que se creen la realidad apocalíptica descrita en los mensajes lanzados por los cardenales Rouco, Cañizares y García-Gasco, sino también cambios de color en la piel de muchos a consecuencia de estas palabras. Podría decirse, en sentido figurado, que estos cardenales nos han amoratado la piel, a consecuencia del golpe recibido, sobre todo a las familias no cristianas.

Estos cardenales nos han hecho un cardenal. No porque hayan puesto verde al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acusándole de todo lo malo que sucede en España, sino porque se han permitido el lujo de arremeter contra todos los que estamos en permanente pecado por no cumplir sus mandamientos y ordenanzas  divinas en lo referido a su matrimonio, al divorcio (exprés o torrefacto), o a la interrupción voluntaria del embarazo, respetando la legislación vigente.

Estos cardenales (olvidando, quizá, que la separación Iglesia-Estado existe, aunque es bastante mejorable) parece que desean influir en el voto de los que irán a las urnas el 9 de marzo, y por eso entran en éxtasis antes de preconizar la llegada de diablo si continúa este ciclo de depravaciones que incluye el matrimonio de personas del mismo sexo y la posibilidad de acortar las penalidades y sufrimientos que lleva consigo la tramitación de un divorcio en el que ambas partes se llaman entre sí de todo menos bonito.

La Iglesia tiene todo su derecho a defender su modelo de familia y a hacer proselitismo para conseguir nuevos adeptos, pero no está legitimada, ni social ni electoralmente, para decirnos a los demás con quién nos acostamos, cómo es nuestro modelo de núcleo familiar ni mucho menos condenarnos al infierno por defender la libertad hasta para equivocarnos. Si creen que haciendo lo que hacen desplazan al electorado hacia el PP se equivocan porque la derecha también se casa por lo civil, se divorcia, e incluso aborta bajo alguno de los supuestos legales, y como no, también conforma familias de todo tipo y también practica el amor gay.

Tampoco aciertan cuando no tienen en cuenta que muchísimos cristianos votan a la izquierda y militan en este tipo de partidos. El cardenal morado que me dejó el coro de cardenales mitineros no fue sólo por su obsesión por sus normas morales, que también, sino sobre todo porque no oí ninguna referencia a la multitud de cristianos que viven en condiciones precarias, algunas veces infrahumanas, sin trabajo o con empleo basura, llegando a duras penas a fin de mes porque todo sube menos sus salarios. Para ellos, y para otros muchos creyentes de otras religiones, ateos o agnósticos,  ni un recordatorio dedicado a los que las pasan jodidas para acceder a una vivienda digna. Todos los discursos para estampar su sello: “No hay más familia que la cristiana”. Respeto, tolerancia y menos cardenales que dejan marca.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios