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Intervención del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, en la clausura de la Conferencia de Economía y Empleo del PP

domingo 27 de enero de 2008, 17:40h

Intervención del presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, en la clausura de la Conferencia de Economía y Empleo del PP

 

Madrid, 27 de enero de 2008

 

Queridos amigos:

 

Hoy hemos venido a hablar de Bienestar y Empleo que en el fondo  es venir a hablar de la práctica totalidad de las políticas que  tiene que hacer un Gobierno.

 

Esto es nuestra prioridad fundamental para los próximos 4 años y para ello, lo primero que debemos hacer es reconocer la realidad, saber de dónde partimos porque alguien que no reconoce  la realidad es evidente que no puede reformarla que es, exactamente, lo que le ocurre al Gobierno de turno  que vive en otro mundo, que cree que estamos en la Champions League y que desconoce cual es la situación real de nuestro país.

 

Amigas y amigos, primero, saber cual es la realidad, después tener claros los principios, a continuación ser conocedor de los desafíos a los que nos encontramos, después fijar  objetivos y tener un conjunto de medidas que sena útiles y que sean las precisas para conseguir esos objetivos. Luego disponer de un buen equipo económico, eso es muy importante y yo quiero decir aquí hoy que estoy orgullosos del equipo económico, de lo bien que hacen las cosas. Eso da una enorme  tranquilidad de cara al futuro y toda la seguridad que es lo que necesitan los españoles a Juan, a Manolo, a todos los que están aquí, muchísimas gracias.

 

Amigas y amigos, otros equipos económicos están cansados, aburridos y en retirada. El nuestro, no, el nuestro está pensando en el futuro, está alegre y con ganas, diferencia no menor.

 

Quiero agradeceros a todos vuestra presencia en el día de hoy y a todos los que han trabajado sus aportaciones y sus ideas. Lo que en esta jornada  hemos visto, sin duda alguna, tendrá un reflejo en la alternativa de Gobierno que de forma definitiva plasmaremos en nuestro programa electoral que aprobaremos  en el próximo  mes de febrero.

 

Amigas y amigos, yo soy de la opinión que la improvisación en política no es buena y menos aún en los asuntos  que afectan a la vida de las personas y al bolsillo de los ciudadanos y para tener éxito Hay que sabe r lo que se quiere, como conseguirlo y ponerlos medios para ello. Vivimos, como aquí se ha dicho en un momento de incertidumbre, de desconfianza y de sensación de vulnerabilidad. Nos cuesta creer en el futuro y precisamente lo que define un proyecto político es un objetivo común, compartido con la inmensa mayoría de los ciudadanos, un proyecto que aúne sus anhelos y sus esperanzas y que dirija nuestros esfuerzos diarios en una misma dirección. Cuando en España –y tenemos experiencia en la historia reciente- ha habido un proyecto nacional y una experiencia compartida, no ha habido quien parase a los españoles y hemos demostrado muchas veces que somos un gran país, que ha alcanzado los niveles medios de bienestar y riqueza de la Unión Europea, si bien es cierto que todavía nos queda un trayecto importante parta conseguir situarnos –y este es un objetivo capital para los próximos años- entre los países más desarrollados del continente.

 

En los últimos doce años –especialmente en el periodo 96- 2003- hemos pasado de tener una renta per cápita que suponía el 80% de la renta media europea a situarnos por encima del 90% en la Europa de los quince. En ese mismo período de tiempo el número de ocupados ha crecido más del 50%, hemos pasado de un entorno de trece  millones a otro de más de veinte y correlativamente hemos reducido la tasa de desempleo a menos de la mitad. Fuimos capaces de entrar en el euro a la primera. Por primera vez España llegaba a una cita europea a tiempo. Ahora la sociedad española se ve inmersa en una gran incertidumbre. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha pasado para que España ya no sea una de las naciones europeas que más confianza tiene en su futuro? Basta ver los datos –por citar sólo los organismos oficiales, del CIS o del ICO- pues la razón de ello hay que buscarla en lo que ha pasado esta legislatura. La agenda política de estos últimos años ha sido un rosario de ocurrencias –cada cual más peregrina-, que además han generado mucha división entre los españoles. Y es muy difícil decir –porque poco o nada se ha hecho- qué ha hecho el Gobierno para mejorar el bienestar de los ciudadanos, especialmente para las clases medias y las más desfavorecidas. Aquí se ha hablado mucho de naciones, se ha discutido si somos una, dos tres, cuatro o cinco, de Alianza de Civilizaciones, de la guerra, de Franco, de la República, de cómo se negocia con una organización terrorista. Pero aquí no se ha hablado de lo importante, de la vida de la gente, de los precios, de cómo se puede hacer para que la gente pueda vivir mejor, de qué tenemos que hacer para preparar la economía española para competir en ese mundo global, abierto, sin fronteras o con fronteras diluidas, de la educación, de la formación, de la investigación, de las infraestructuras, de cómo hacemos para conciliar la vida laboral y familiar, de qué hay que hacer para que en lugar de que trabaja en doce millones de hombres y ocho millones de mujeres, las cifras cada vez se vayan aproximando más. De eso nada. Mucha civilización, mucha historia de España, mucho generar problemas innecesarios, mucho Estatuto. ¿Y todo eso para qué? ¿Cuál ha sido el gran objetivo nacional? Porque en un determinado momento en España hubo un objetivo nacional, que era el tránsito de un sistema autoritario a uno democrático, la Transición. Y allí todo el mundo se puso detrás de aquellos que dirigían aquella extraordinaria operación política.

 

Y después fue la entrada en la UE. Y más tarde el ingreso en la Unión Económica y Monetaria, el euro que era bueno, necesario, imprescindible para España. ¿Pero cuál ha sido el proyecto nacional de esta legislatura? No ha habido ningún proyecto nacional. Aquí de lo que se trata es de convocar a los españoles a un proyecto nacional que no puede ser otro que estar bien situados y bien posicionados en el mundo, que poder competir, estar a la altura de las circunstancias, porque eso es exactamente lo mismo que tener un país donde la gente cada vez tenga mayores niveles de bienestar, riqueza y empleo, que es de lo que nos ocupamos hoy.

 

Pues bien, yo quiero recuperar la economía, la confianza de los españoles en su economía y en su futuro. Se puede hacer, porque ya lo hemos hecho. Y quiero que todos podamos mirar hacia delante sabiendo que en los próximos años iremos mucho mejor. Eso es, por tanto, el reto y el objetivo, hacer de España una de las naciones más competitivas del planeta y hacer de nuestro país un país en el cual la gente, los españoles, las personas y los seres humanos cada vez vivamos mejor. La economía está al servicio de las personas y, por tanto, ese es nuestro objetivo y nuestra prioridad.

 

Amigas y amigos, para lograr ese objetivo hay que diseñar antes un programa completo de reformas económicas, cuyos efectos se apoyen y se coordinen entre sí. Las medidas improvisadas,  los parches, las ocurrencias y las genialidades que es lo que hemos visto  esta legislatura no sirven absolutamente para nada. No son  ni siquiera pan para hoy y hambre para mañana, ni  siquiera llegan a eso, no sirven para nada y por tanto, lo que hay que tener es  una política económica que sea conocida y que genere credibilidad y confianza  y el objetivo tiene que ser que España sea una de las 5  economías más avanzadas del mundo.

 

Vamos a invitar a toda la sociedad  española a que participe, porque, como acabamos de oír ahora, el Gobierno  tiene sus responsabilidades,  puede hacer algunas cosas, sobre todo generare oportunidades y las condiciones para que  la sociedad civil, los emprendedores, los empresarios y todos puedan hacer crecer y mejorar su país.

 

Pues bien, ¿qué está haciendo hoy el Gobierno de España? Está, como le da miedo hablar de  futuro, lo que está haciendo es presentar un balance de lo que ha  ocurrido a lo largo de esta legislatura. Creo que al Gobierno de España se le puede aplicar muy bien ese refrán popular de que “no hay peor ciego que el que  no quiere ver”. Amigas y amigos, no voy a hacer un resumen de lo que ha sido la política económica del Gobierno a lo largo de los últimos años. Me preocupa mucho más qué es lo que tenemos que hacer en el futuro y cuáles  son los elementos de preocupación porque si no somos conscientes de los elementos de preocupación es muy difícil que podamos tomar medidas para dejen de preocuparnos. Sólo quiero decir que la política económica del Gobierno se ha limitado a vivir de la herencia y de la inercia, que no han hecho ninguna reforma económica, que no es verdad que sea continuidad de la política que hizo el PP en su día, porque la política del PP fue reformista, donde se hacían reformas de forma continuada, donde cuando se veía que al reloj se le paraba la cuerda, se le volvía a dar cuerda, que es exactamente lo que no ha hecho el Gobierno en esta legislatura. Y como consecuencia de la inacción del Gobierno -que es el principal reproche que en política económica se le puede hacer- los principales elementos de preocupación para el futuro son los siguientes.

 

Primero, una inflación al alza, por encima del 4%, la más alta desde 1995 y muy superior a la de la zona euro. Esta es la herencia que nos dejan.

 

Otra, la mayor pérdida deponer adquisitivo de los salarios de toda Europa, según datos de Eurostat, entre los años 2004 y 2006. Los grandes perjudicados de la “no” política económica de Zapatero han sido aquellas personas con menores niveles de ingresos. Yo, desde luego, tengan la seguridad de que, como gobernaré para todos los españoles, me ocuparé muy especialmente de aquellos españoles que tienen una menor capacidad adquisitiva.

 

Siguiente preocupación, otra herencia que nos deja el Gobierno de España. Un incremento de las desigualdades entre españoles. La renta está hoy peor distribuida –datos de la Comisión Europea, de Eurostat, los datos de Joaquín Almunia-, una pérdida de competitividad muy marcada, que se refleja en la caída de la cuota de mercado de nuestras exportaciones en los mercados mundiales y en un incremento de las importaciones en la demanda final española. Aquí se recordó un asunto muy complejo de cara al futuro y que hace que nuestra economía sea mucho más vulnerable a la crisis internacional que las de otros países, un déficit exterior que en el año 2007 alcanza el 10% del PIB, que es el más alto de los países desarrollados. Y esta brecha exterior coincide con la crisis de los mercados de crédito, por lo que su financiación va a ser mucho más compleja y cara que antes del inicio de la crisis. Cuando hay problemas de créditos el que lo pasa peor es aquel que está más endeudado, que es el caso de nuestro país.

 

Siguiente aspecto, un volumen de deuda de las familias y las empresas españolas muy elevado, que les hace extremadamente sensibles al aumento de los tipos de interés por su impacto en los costes financieros que tienen que soportar. Jamás he oído hablar a Zapatero de las hipotecas, jamás. Como para él todo va bien, como vivimos en un mundo feliz, como todo está extraordinariamente bien, no hay nada que hacer. Una productividad del trabajo muy reducida y que prácticamente no crece a pesar de la desaceleración de la creación de empleo, lo que sin duda alguna limita el crecimiento a largo plazo de la economía española y limita también esa falta de productividad que se puedan subir los sueldos de los españoles.

 

Pues bien, de lo que se trata ahora –y no voy a entrar más en detalles y en el pasado- es qué tenemos que hacer de cara al futuro. Quisiera apuntar algunas ideas. Otras las hemos apuntado a lo largo de las últimas fechas y otras continuaremos dándolas a conocer a la opinión pública en los próximos días.

 

Primero. La economía debe ser la prioridad de los próximos cuatro años. Debemos volver a retomar el esfuerzo tras este período de no hacer nada, porque ahora debemos afrontar nuevos retos. Y el reto más importante –es de cajón- es el de la globalización y la globalización será lo que  queramos: una oportunidad  o un quebradero de cabeza. Lo que sí debemos tener claro  es que la economía global es una realidad con identidad propia, un mundo  donde las fronteras territoriales tiene menos relevancia  y donde los avances  tecnológicos producen cambios y transformaciones de forma continua y en ese marco, un Gobierno, en lugar de dedicarse al pasado, debe pensar en cómo afectan esos cambios  a la economía nacional y a los españoles.

 

Por  ejemplo, el cambio de estructura en la pirámide de edad de la población por el aumento de la esperanza de vida y por la reducción de la natalidad supone hoy que el 21% de la población española supone los 60 años  y su esperanza de vida supera los 80. Por otro lado, la creciente integración de países como China o India en la economía mundial, competimos con  gente que está muy lejos, ha hecho posible que sus modelos industriales evolucionen  y ya no sólo se dediquen a la fabricación de productos de bajo coste sin no que comienzan  a ocupar posiciones en sectores que compiten directamente con nosotros. No hay que olvidar tampoco que la transformación de la estructura de la familia hace que cada vez más frecuente que los dos cónyuges trabajen fuera de casa. L a inmigración está adquiriendo una gran relevancia en nuestro país. Hoy somos  el segundo  receptor de inmigrantes a nivel mundial sólo superado por Estados Unidos. En España los inmigrantes ya son algo más del 10% de la población.

 

Todos esos  cambios y otros muchos, sin duda alguna, producen tensiones en nuestro modelo económico y social y la política económica debe contemplar esas nuevas realidades y construir un modelo que permita mantener un elevado nivel de crecimiento  y que al mismo tiempo evite desigualdades sociales. Han sido estos cuatro años perdidos. Suena duro pero es la verdad, porque el Gobierno no se ha dedicado a aquello que importaba, que era a lo que tenía que dedicarse.

 

Quiero lograr que la renta per capita española se sitúe al nivel de los grandes países  de la UE como  Francia, Alemania y Gran Bretaña. Quiero que las Comunidades Autónomas  más  retrasadas avancen con rapidez hacia la renta media europea con políticas  que logren un incremento de la productividad compatible  con un aumento del empleo.

 

Quiero alcanzar un crecimiento económico sin desequilibrios, basado en al estabilidad presupuestaria, la estabilidad de precios, las reformas fiscales, la liberalización de los mercados, la internacionalización de nuestras empresas, el fortalecimiento de nuestro tejido productivo y muy especialmente de las PYMES. Para ello impulsaré políticas que permitan que nuestra economía se sitúe en un escenario de aceleración del crecimiento económico hasta situarse en el 3,8% en 2011. Para lograrlo aumentaremos los niveles de libertad y flexibilidad de nuestro sistema, aseguraremos la estabilidad macroeconómica y la seguridad jurídica e incentivaremos una mayor inversión en personas. No vamos a competir con petróleo en el mundo, vamos a competir con personas formadas, capaces y que estén constantemente actualizadas en sus conocimientos. Vamos a competir con tecnología y con infraestructuras.

 

Yo creo que es primer lugar hay que recuperar la confianza en la economía española y en sus gestores. Lo primero –y hay que decirlo con claridad- un cambio de caras no vendría nada mal. Yo diría más. Un cambio de caras es imprescindible hoy en la economía española.

 

Debemos devolver y aumentar la transparencia y la independencia de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, de la Comisión Nacional de la Energía, de la Comisión para el Mercado de las Telecomunicaciones y, por supuesto, de la CNMV y evitar cualquier intento de politización del Banco de España. Para ello estableceremos que los presidentes, consejeros y vocales de dichos organismos sean nombrados por el Congreso de los Diputados por una mayoría de tres quintos de la Cámara entre profesionales de reconocido prestigio tras celebrar una audiencia previa en las Cortes.

 

Para aumentar la confianza en la economía y su futuro hay que llevar las cuentas bien cuadradas. Como en las familias es el gran objetivo. Pero no sólo ahora, también en los años venideros. Y por ello vamos a reformar la Ley de Estabilidad Presupuestaria, para garantizar la viabilidad y la sostenibilidad de las finanzas públicas, limitando el crecimiento  del gasto público discrecional por debajo del crecimiento esperado de la economía. Es decir, haremos exactamente lo contrario de lo que ha hecho este Gobierno y que, sin duda alguna, ha sido un gran error.

 

Garantizaremos la sostenibilidad de las finanzas a medio y largo plazo, aprobando en el Parlamento los escenarios presupuestarios plurianuales. Este mayor rigor permitirá que nuestro saldo presupuestario de los próximos años avance por el camino del superávit de las cuentas públicas hasta situarse en el entorno del 3% de aquí al final del 2011.

 

Se negociará con las CCAA y corporaciones locales que las finanzas públicas españoles sean capaces de mantener y aumentar los actuales niveles de prestación social. Reglas claras y austeridad para crear confianza, pero también seguridad entre los consumidores y mejora de la competitividad de la economía luchando contra la subida de precios.

 

Quiero hacer de la política de la competencia una de las reformas estructurales más relevantes integrando en una sola política la competencia, la defensa de los consumidores y la unidad de mercado. Para lograr este objetivo es necesario dotarla de más medos materiales y humanos. Ha de poder realizar las labores que se le tienen encomendadas y ha de disfrutar de mejores instrumentos jurídicos para que pueda actuar de forma inmediata en situaciones de falta de competencia.

 

Amigas y amigos, el peor comportamiento de los precios en España que en el resto de la UE -en algunos productos básicos los preciso han subido casi el doble que en el resto de países de la UE- hace imprescindible la creación de la una Unidad de Información y Seguimiento de los precios dependiente del Ministerio de Economía, para que las autoridades de competencia conozcan de forma completa y exhaustiva la evolución de los precios en los distintos sectores. Esta unidad elaborará un informe mensual que se hará público. En él se detallarán los sectores más inflacionistas a fin de que la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos pueda proponer las medidas más urgentes para luchar contra la inflación e iniciar los cambios normativos que sean necesarios.

 

Otro asunto muy importante, porque es una de las principales demandas de los agentes económicos es que corrijamos los problemas de la unidad de mercado que aquejan a la economía española. Aprobaremos un cuerpo legislativo y normativo específico sobre la unidad de mercado con una nueva Ley Orgánica de Unidad de Mercado que regule sus principios, ámbitos de aplicación, marco institucional y los mecanismos de resolución de conflictos.

 

En el ámbito de los impuestos, hace 48 horas detallé los principales aspectos de la reforma fiscal –no exagero si afirmo que es la mayor propuesta que se ha hecho al respecto durante la democracia-. Creo que es imprescindible, porque las rebajas de impuestos son la mejor baza que tenemos para ganar competitividad. Con ellas hacemos atractivo nuestro país para las inversiones tanto nacionales como extranjeras. Además, reducimos los costes fiscales de las empresas, por lo que pueden contenerse los precios, decrece el coste de contratación de los trabajadores al reducirse la diferencia entre el salario bruto y el neto y animamos a mujeres y jóvenes a participar más en el mercado de trabajo.

 

Pero fundamentalmente la reforma fiscal ha de contemplarse como una cuestión de justicia. Primero, porque queremos rebajar los impuestos en mayor medida a aquellos que más duramente están pagando la pasividad y la pereza del actual Gobierno, a los trabajadores, a las PYMES, a los pensionistas y a las mujeres. Y segundo, porque es una cuestión urgente, ya que los principales países del mundo están planteando paquetes fiscales para contener los efectos de la actual crisis financiera.

 

Queridos amigos, no quiero  extenderme mucho más en la descripción de un programa amplio, ambicioso, coordinado, que plantea toda una tarea para hacer en cuatro años y que para poder cumplirlo hay que empezar a trabajar desde el minuto uno de la legislatura.

 

Quiero dedicar la última parte de mi intervención a algunos aspectos de la política de empleo. Sigo pensando que la mejor política social es el empleo. Con más empleos es posible mejorar las políticas sociales del presente y el futuro, y especialmente las pensiones. La política económica debe promover el pleno empleo a lo largo de toda la vida activa del trabajador. Éste debe poder acceder a un empleo acorde con su formación y expectativas profesionales. Mi prioridad será proteger al trabajador, y no sólo al puesto de trabajo. Para lograr avanzar hacia el pleno empleo es preciso apostar por incentivar y facilitar la incorporación a la actividad laboral de todas las personas. El acceso a la formación debe ser un proceso continuo y un derecho permanente del trabajador.

 

Asimismo, la igualdad entre hombre y mujeres jóvenes y mayores es un objetivo determinante en la sociedad del pleno empleo. En los últimos cuatro años una gran parte del trabajo creado ha sido de baja cualificación, se ha deteriorado el poder adquisitivo de muchos salarios y en muchos ámbitos ha aumentado la percepción de inseguridad en el empleo. No se han realizado los esfuerzos necesarios para promover la formación de los trabajadores, la participación laboral de la mujer sigue siendo baja y existen importantes diferencias salariales y de ocupación entre el empleo femenino y el masculino. Esta situación es injusta y, además, limita la capacidad de crecimiento de la economía española.

 

Las políticas a favor de la conciliación real de la vida personal y laboral han sido insuficientes, por lo que sigue sin darse respuesta a la transformación vivida en el papel de los miembros de la familia. Y para lograr que la conciliación de la vida laboral y familiar sea una realidad me comprometo a trabajar a partir del 9 de marzo para crear 400.000 plazas de guardería.

 

Tampoco en estos últimos cuatro años se han producido avances significativos para incentivar la permanencia de los mayores en la vida activa. Ampliar la vida activa, además de ser un derecho individual -¿por qué hay que echar a gente que está en plena forma a la calle?- permite a la sociedad aprovechar plenamente su potencial. Para avanzar hacia el pleno empleo, es preciso posibilitar que todo aquel que quiera trabajar pueda seguir haciéndolo en el futuro.

Amigas y amigos, son necesarias otras reformas estructurales en el ámbito de la educación. Son muy importantes, mérito, trabajo, esfuerzo –siempre lo digo, cuando vemos a un deportista que sale en los medios de comunicación, desconocemos detrás de ese Rafael Nadal o Fernando Alonso hay muchas horas de trabajo, esfuerzo, dedicación. Si eso lo hace un gran deportista, por qué no le decimos a un niño que quiere ser ingeniero, informático que tiene también que trabajar y esforzarse-. Fíjense ustedes si en el ámbito de la educación no tenemos una inequívoca muestra de cómo se ha confundido aquí lo importante.

 

Antes les decía que hemos hablado de las naciones, de la historia, de Franco y nadie ha hablado de la economía y de lo importante. En materia de educación, a lo que se ha dedicado el Gobierno es a la Educación para la Ciudadanía y a que sea obligatorio estudiar y no se pueda estudiar castellano en algunas comunidades de España. Y ese no es el tema. La EpC es algo de lo cual se puede prescindir y las lenguas es un problema e libertad. ¿Pero por qué no se habla del inglés, las nuevas tecnologías si eso es bueno para el niño y para los padres y para el país? Porque aquí o competimos con personas formadas, capaces y que estén en el día a día y sepan adaptarse al día a día y a los cambios que se producen constantemente en el mundo, o si no ¿cómo vamos a competir en este mundo?

El desempleo se empieza a prevenir desde las aulas, gran verdad. Nuestro objetivo es que no haya desempleo, lograr el pleno empleo. La meta es crear 2.200.000 puestos de trabajo en la próxima legislatura, logrando situar la tasa de actividad femenina en el 68% en el año 2011.

Y además, hemos de mejorar la calidad del empleo, haciéndolo más productivo, con mayores niveles salariales, más estable y orientado hacia el desarrollo de una carrera profesional, desarrollado en condiciones adecuadas a la seguridad y salud en el trabajo. Hay que elevar el esfuerzo en formación para que los trabajadores cuenten con mayores oportunidades laborales. Cuanto mayor formado esté uno, cuanto más sepa, más posibilidades tendrá de mejorar en su vida. Es puro sentido común.

Queridos amigos. Termino ya. Al final, de qué se trata y qué es lo que debe pretender un grupo de personas que queremos llegar al Gobierno de España. Yo creo que no es tan difícil, que las cosas se pueden hacer mucho mejor. Un gobierno puede cometer errores, somos seres humanos, se puede equivocar, pero tiene que ser consciente de cuáles son sus responsabilidades. Un Gobierno tiene que tener idea de su país. No se puede ser presidente del Gobierno sin tener una idea clara de tu país, no es posible sin tener unos principios claros y tener la convicción de que son los mejores para que tu país vaya mejor, sin conocer a los desafíos que se enfrenta el mundo, esto cambia muy rápidamente…

En veinte años han cambiado las tecnologías, la forma de vivir y de organizarse de las familias y hay que ser consciente de que esto es así. Y hay que estar al día constantemente y hay que fijarse objetivos realistas. Lo he dicho antes y lo reitero ahora. ¿En qué país del mundo civilizado se dedican a darle vueltas al pasado y a hacer leyes para reinventar el pasado, se ponen a discutir sobre qué son? Llevamos más de quinientos años de historia viviendo juntos; no hay ningún país en Europa más viejo que España. Hoy el mundo no va por ahí, no tenemos ni peseta.

¿Qué broma es esta de que el segundo idioma del mundo, el segundo idioma de los EEUU no se pueda estudiar en tu propio país? ¿Se figuran ustedes a un padre francés que no pueda educar a su hijo en francés? Es imposible. Lo que necesita España es sentido común y no ocurrencias ni genialidades o improvisaciones. Un día se dice una cosa, al día siguiente la contraria. No ha habido ningún criterio sobre los temas fundamentales. Si algo les puedo ofrecer a los españoles es sensatez, que pueden estar seguros de que habrá un gobierno que haga cosas sensatas y razonables, que se puede equivocar. Pero yo les ofrezco seguridad y certidumbre y ocuparme de la economía.

Y quiero terminar como empecé. Aquí hay un equipo económico de primera, que demostró lo que demostró cuando estaba en el Gobierno, al que se han incorporado otras personas, con ganas, ilusión, coraje y determinación. Y enfrente hay el “sentarse a ver cómo va la economía sin hacer nada”, que es el mejor procedimiento para que la economía vaya como va en estos momentos.

Muchas gracias.

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