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Pero ¿qué es lo que le interesa a la clase política española?

Pero ¿qué es lo que le interesa a la clase política española?

viernes 01 de febrero de 2008, 20:39h

Acaba de concluir el segundo congreso internacional de Nuevo Periodismo, en
Burgos, dedicado esta vez a los problemas de América Latina y a las formas
de cooperación entre los periodistas de uno y otro lado del Atlántico. Un
total de ciento cincuenta profesionales de la información de España y otros
países de Europa y de todas las naciones latinoamericanas acudieron a las
sesiones del Congreso, que se convirtió en una auténtica ‘cumbre’
iberoamericana de la comunicación. Allí estaban los directores y
responsables de los diarios más importantes de América Latina y algunos de
los comunicadores más destacados de España, debatiendo cuestiones que sin
duda encerraban un alto calado profesional y también, por qué negarlo,
político.

Las repercusiones mediáticas del congreso, especialmente en América Latina,
han sido enormes: no en vano estaban allí periodistas que presentaban a los
medios de toda América Latina, desde Tijuana a Ushuaia. Un esfuerzo sin
precedentes, que puede comprobarse consultando los resultados en el buscador
Google o en cualquier otro.

Naturalmente, los organizadores de la ‘cumbre’ invitamos a los responsables
del Ministerio de Asuntos Exteriores, a los de la comunicación de La Moncloa
y también a los principales dirigentes de la oposición, comenzando por
Mariano Rajoy, para que interviniesen en las sesiones. Resultado: un pequeño
desastre. Y eso que el Príncipe Felipe, que no pudo, dijo, asistir, envió un
vídeo de salutación a los congresistas.

Debo reconocer que el ministro Moratinos quiso asistir, pero tenía
comprometido un viaje por varios países del Africa subsahariana; el ‘número
dos’ del Ministerio de Exteriores sí acudió a la cena inaugural, donde
pronunció un discurso sobre cómo ve el gobierno socialista español las
relaciones ‘privilegiadas’ con América Latina. Las dos secretarias de Estado
más concernidas con el tema, la de Iberoamérica, Trinidad Jiménez, y la de
Cooperación, Leire Pajín, parecían estar más ocupadas con la campaña
electoral socialista que en atender a un grupo tan representativo de
informadores, y mantuvieron una clamorosa ausencia. No encontraron, al
parecer, ni un momento en los tres días que duró el congreso para pasarse
por allí.

Los responsables de prensa de Rajoy dijeron que el líder de la oposición y
del Partido Popular se estaba ‘haciendo un hueco en la agenda’ para
concurrir, pero finalmente fue que no. En La Moncloa dieron alguna esperanza
en el sentido de que Zapatero podría recibir a los más representativos de
los congresistas, pero tampoco encontró tiempo, y ningún ‘monclovita’ quiso
pasarse por Burgos, tal vez porque la ciudad y la comunidad autónoma de
Castilla y León están regidas por políticos del PP y no por socialistas (así
de sectaria es la política española).

La impresión, por tanto, es la de que los políticos españoles –y muchos
latinoamericanos, claro; la señora Bachelet, presidenta de Chile, fue
incapaz de conceder un ‘chat’ por Internet a los participantes en el
congreso— parecen inhabilitados para comprender la importancia que tienen
estos contactos, que probablemente van mucho más allá de esas ‘cumbres’ de
jefes de Estado que sesionan anualmente en las capitales americanas. Sí, he
dicho mucho más allá, porque en este caso se juntan las voces que son
leídas, vistas, escuchadas, por cuatrocientos millones de personas; ¿cómo se
atreven a desairar a una tal congregación de profesionales que buscan
mejorar la información que recibe tanta gente en el idioma común, que es el
español? Mi extrañeza se acentúa cuando desde los estados mayores de las
formaciones políticas españolas se insiste en que los votos de los
emigrantes españoles en América pueden ser decisivos en las elecciones
legislativas del próximo 9 de marzo. ¿Acaso no merecía la pena enviarles un
mensaje a través de tanto informador como allí se congregaba?

Obviamente, no reclamo un inmerecido trato de privilegio para un congreso en
el que yo he participado como uno de los organizadores, con el concurso de
compañías privadas presentes en Latinoamérica y de la Comunidad autónoma de
Castilla y León; la verdad es que pienso que esa ‘cumbre’ de periodistas que
trataban de empequeñecer la distancia que separa a los habitantes de las dos
partes del ‘charco’ era un esfuerzo que hubiese merecido una mayor atención
por parte de esa clase política española a la que la corteza de los árboles
no deja ver los propios árboles y, menos aún, el bosque.

Sin embargo, el interés de diversas comunidades autónomas españolas por
organizar siguientes ediciones de este congreso, que comenzó en Valencia y
ha seguido en Burgos, está siendo grande: el presidente extremeño, Guillermo
Fernández Vara, se apresuró a recoger el testigo y anunciar que la próxima
‘cumbre’ de periodistas iberoamericanos tendrá lugar en Cáceres. Luego será
Santiago de Compostela, luego probablemente Toledo, después…

¿Cuándo, en fin, se enterarán quienes deben enterarse de lo que
verdaderamente importa a este país nuestro (y, por cierto, también a ellos)?

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