El beso de la Moncloa

Moncloa bien vale un beso, como Paris una buena misa.
“El beso de la Moncloa” no ha sido ejecutado por estar en precampaña - que también- sino por la “noble” magnitud de una obra cuyos números son realmente espectaculares y cuyo servicio redundará de forma directa en beneficio de los madrileños usuarios del transporte público. Además los madrileños hemos aprendido a valorar y agradecer el final de unas obras que se han hecho largas, pese a terminarse en plazo, quizá por ese síndrome del túnel perpetuo que afecta a los capitalinos.

Del intercambiador me gusta hasta el color naranja y especialmente la infraestructura con sistemas de información en braille para ciegos, caminos guiados, asientos especiales y ascensores para personas con movilidad reducida. Ver la silla de ruedas de mi amigo Javier Font subir y bajar sin dificultad es una alegría y todo un logro que ha costado muchos esfuerzos sin embargo como para que pase desapercibida. Poder “acceder” con las menores barreras posibles al transporte público es una obligación de la administración y un derecho ciudadano que en éste caso se cumple.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón acierta cuando afirma que el nuevo intercambiador es un ejemplo de “previsión y coordinación entra las administraciones regional y local”. ! Eureka¡ Madrid ciudad abierta y coordinada. Ya hago votos por ver el acuerdo en el Eje Prado Recoletos, sin ir más lejos. Por su parte, la presidenta regional, Esperanza Aguirre -la cara B del “beso de la Moncloa”- aseguró que el intercambiador canalizará el transporte público del noroeste madrileño. Y es cierto, este tipo de obras inciden más allá de la capital afortunadamente, irrigando a muchos municipios - más de 40 - que necesitan agilizar sus entradas y salidas de la gran manzana.

Además, se ha construido un puesto de control para organizar el tráfico dentro del intercambiador, teniendo en cuenta que se incluye una zona de estacionamiento para que los autobuses esperen en el interior y no en superficie, y un centro de información para los usuarios. La reforma también ha permitido ampliar el bus-VAO-moto, con lo que se permitirá el acceso por este carril especial, de 3,8 kilómetros de longitud, de un autobús cada 20 segundos. De esta manera, se pretenden eliminar los colapsos que sufría esta vía a diario.

Este intercambiador, inaugurado hace trece años por el ex-alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina se ha adaptado a los nuevos tiempos. Ellos no se besaron entonces, aunque también había elecciones cerca y algo más de feeling, pero lo importante es que habemus intercambiador y no solo de besos. Pasen y vean…