Partidos de ida

Tengo que reconocer que quizás porque no esperaba prácticamente nada del que decían que iba a ser el debate entre Rodríguez Zapatero y Rajoy, me he quedado gratamente sorprendido del resultado del mismo.

La experiencia del intercambio de puntos de vista, que no debate, entre Solbes y Pizarro abría la posibilidad de otro soporífero monólogo alternativo, motivo por el cual llegué a suponer que inicialmente habría una gran audiencia, pero que poco a poco la gente se pasaría a programas de entretenimiento y que les divirtieran y pocos serían los que continuarían sintonizando el debate hasta el final. Me equivoqué.

Estoy seguro que todos aquellos que lean estas reflexiones habrán tenido ya ocasión, por medio de la televisión, o de los medios escritos tradicionales, de oír distintos puntos de vista sobre quien ha sido el ganador, a cuyas conclusiones los autores han llegado, según dicen, basándose en el análisis de la agresividad, la crispación, la confianza, el lenguaje verbal y no verbal, …

Mi punto de vista es que quien realmente ha ganado es la democracia, es decir, todos los ciudadanos, pues tenemos derecho a que aquellos que quieren liderar el país contrasten públicamente sus puntos de vista, su carácter y su personalidad, mediante un debate público.

No debemos olvidar que el objetivo de los debates, y sobre todo en televisión, es intentar conseguir el mayor número de votos, y creo que por eso ha ganado Rajoy, porque ha conseguido que muchos de los que antes del debate no pensaban la posibilidad de votarle, ahora, tras verle y escucharle, se plantean esa posibilidad, aunque eso sí, estoy seguro que esperarán al debate del próximo lunes antes de tomar una decisión definitiva.

Para que se entienda mejor mi punto de vista, voy a tratar de explicarlo con un símil futbolístico, como de hecho me parece que han hecho algunos otros analistas.

Estos dos debates son como una eliminatoria de copa entre dos grandes equipos, en la cual hay dos partidos y pasa a la siguiente ronda aquel que mejores resultados obtiene en el conjunto.

Inicialmente podemos suponer que Rodríguez Zapatero jugaba en casa y Rajoy en campo contrario y que a lo largo de todo el partido el equipo visitante ha demostrado mejor planteamiento en el terreno de juego y más profundidad por las alas, aunque el equipo de casa ha planteado una buena defensa, pero su ataque no ha sido todo lo efectivo que sus seguidores esperaban.

Los espectadores del equipo local se han quedado satisfechos, pues, tal y como se desarrolló el partido, su equipo podía haber sido derrotado, y los seguidores del equipo visitante se han quedado muy satisfechos del resultado obtenido. Existe un tercer grupo, que son aquellos a los que les gusta el fútbol pero que no son forofos de ninguno de los dos equipos, y éstos han visto que el equipo visitante es mucho mejor de lo que inicialmente pensaban y que a lo mejor se convierten en seguidores suyos, si es capaz en el partido de vuelta de demostrar la misma seguridad en sus planteamientos y, además, es capaz de hacer un fútbol bonito y vistoso que les haga tener ilusión por ver a ese equipo en próximos partidos.

A pesar de lo que acabo de explicar, aquellos que vieron el debate no se fíen nada de la opinión de los que se consideran con derecho a influir sobre la sociedad y tengan la seguridad que lo que ustedes piensen es la realidad, y aquellos que no hayan visto el debate, limítense a reconocerlo y reconozcan que no tienen opinión, pues no es correcto en un tema como este asumir planteamientos que debemos de ser conscientes que si siempre son sesgados e intencionados, en el tema que nos ocupa lo son aún más y háganse el firme propósito de estar pendientes de cualquiera de las cadenas que el próximo lunes volverá a retransmitir el debate entre los dos líderes de los principales partidos que tienen posibilidades de ocupar la presidencia del Gobierno durante los próximos cuatro años, para así poder sacar sus propias conclusiones y definir o reafirmarse en su decisión respecto a quien van a votar, porque hay que ir a votar aunque sea en blanco.