ETA marca la agenda

ETA marca la agenda política española. Lo lleva haciendo desde hace treinta años, pero la realidad es la que es, y ahora mismo el comunicado de la banda terrorista ocupa el centro de las conversaciones y de la atención no solo de los políticos sino también de los ciudadanos. El comunicado es brutal, cínico y diabólico, como todos los de la banda. ETA amenaza con "romper" su alto el fuego si el gobierno rompe las vías de dialogo. Así de simple, así de tremendo. Para ETA los dos jóvenes ecuatorianos muertos son "efectos colaterales" no seres humanos a los que ha asesinado.

Es evidente que la bomba colocada en la T4 de Barajas dificulta para mucho tiempo cualquier posibilidad de diálogo. ETA ha perdido su credibilidad, si es que se le podía atribuir alguna credibilidad a una banda de asesinos, y ha cegado, ya digo, la posibilidad de diálogo. La pregunta de "¿y ahora qué?" que se continúa haciendo la sociedad española la responderá el presidente Zapatero la próxima semana en ese pleno extraordinario en el que el ministro Rubalcaba está trabajando con ahínco para llegar con un mínimo consenso. Y es que resulta descorazonador para la sociedad ver la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo en algo tan importante como es plantar cara al terrorismo. El Presidente tiene la obligación de presentarse con un nueva "hoja de ruta", pero el PP tiene la responsabilidad de ayudar al gobierno en esta nueva etapa. Le podrá reprochar todo lo que quiera, pero ahora tiene la obligación de consensuar el futuro inmediato de la lucha antiterrorista.

También resulta desolador que las organizaciones sociales estén dando el espectáculo que están dando a cuenta de la manifestación del próximo sábado. Que UGT haya creado una crisis por negarse a la petición del Foro de Ermua de que figure la palabra "libertad" en la pancarta que abra la marcha, es incomprensible y desde luego reprobable, y las explicaciones que han dado pintorescas por no utilizar otro adjetivo más grueso. Como es desoladora la actitud de la Asociación de Víctimas del Terrorismo que preside el señor Alcaraz, y que ha demostrado de manera palmaria que para él lo importante es acabar con el gobierno y nada más. O que el PP le dé vueltas a si debe acudir a esa manifestación o no. Ante estas actitudes lo menos que podemos sentir los ciudadanos es una cierta náusea.

A mí me parece que cualquier demócrata, cualquier persona con sensibilidad, debe de acudir a la manifestación del próximo sábado para mostrar solidaridad con las familias, los amigos, y los compatriotas de los jóvenes ecuatorianos asesinados por ETA.

Creo también que lo peor que podemos hacer es dar el espectáculo ante los asesinos etarras.