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Astarloa, diputado cunero y el gran volatinero de la política española

Astarloa, diputado cunero y el gran volatinero de la política española

viernes 07 de marzo de 2008, 12:06h
Aitor Guenaga, veterano periodista de El País, me hizo una entrevista electoral para su medio. Entre otras preguntas, hubo una sobre lo que más rechazo en política y lo personifiqué en Ignacio Astarloa, cabeza de lista del PP en las elecciones legislativas por Bizkaia. Para mi, Astarloa resume en su persona dos características rechazables en un político: la hipocresía y el saltimbanquismo partidista. Cuando le tocó entrevistar a Ignacio Astarloa, el periodista le preguntó sobre lo que yo le había hecho para que se convirtiera en mi bestia parda."Lleva difamándome desde hace años. Jamás entraré en esa dinámica", fue lo que contestó este Petronio de la política española desde siempre. Uno difama cuando miente y tergiversa y yo sólamente he descrito al personaje. Frente a una Bizkaia con una derecha potente en el pasado como la de los Areilza, Lequerica, Zuazagoitia, Castiella, Zunzunegui etc. el hecho de que un señor que vive en Madrid venga en campaña, viva en hotel cuando se desplaza porque no tiene por aquí ninguna raíz, y se vuelva a Madrid después de haber recolectado unos votos, hecho objetivo, creo que merece por lo menos un comentario sobre el cunerismo del personaje, la debilidad de una derecha vasca que acepta semejante imposición, y el respeto que tiene este señor por todo lo que se cuece en Euzkadi cuando solo le une a su representación el hecho de que su padre, por cierto profesor de euskera en el batzoki de Madrid , hubiera sido de Bilbao.

Alude además su seguimiento y admiración al Athletic, un equipo de fútbol que curiosamente se nutre de chavales que viven en Euzkadi , de ahí mi comentario sobre la hipocresía que es el homenaje que rinde el vicio a la virtud. Recuerdo por cierto haberle hecho gestiones a este caballero para que el alcalde Ortuondo editara unas cintas con las canciones bocheras de su aita, que éste sí era un vasco defensor de su tierra y consecuente con ella. No se qué opina usted sobre estos señores que vienen a “provincias” a representar los intereses del jefe como en tiempos de Romanones como si en la “provincia” no hubiera gente capaz de hacerlo. Yo, ante eso, tengo pésima opinión. Y la digo Pero a esta hipocresía se le une el que en según que sitios se le llama Iñaki pero él siempre firma Ignacio no vaya a ser que este nombre sabiniano le perjudique en su ascenso al estrellato y todo esto tiene además una curiosa derivada.

Ignacio Astarloa es un tipo listo y aplicado y un buen jurista. Eso nadie se lo discute, y, producto de sus esfuerzos había logrado plaza de letrado en las Cortes Generales en tiempos en los que nacía el Parlamento Vasco en los años ochenta sin experiencia alguna y con un déficit notable de letrados y gente que supiera lo que era un Parlamento. Por esta razón el presidente Juan José Pujana y el letrado Karmelo Zamalloa fueron a las Cortes y se trajeron a Gasteiz al joven abogado que llegó a ser Letrado Mayor del Parlamento Vasco haciéndose amigo de los hermanos Guevara, de Antón Karoaga y de varios nacionalistas más hasta el punto que se pensó en él como primer Ararteko de la Comunidad Vasca. Eran tiempos en los que simpatizaba con el PNV o por lo menos así nos lo hacía saber. Cuando llegué a Madrid en 1986 tuve la grata sorpresa de encentrármelo en la Mesa del Congreso de los Diputados como Letrado Mayor. Félix Pons, el presidente socialista de aquella Cámara, lo había fichado y allí estaba nuestro ya Ignacio controlándolo todo, porque si algo le gusta al personaje es que no se mueva un papel sin que él lo sepa.

Nunca nos ayudó gran cosa en nada, porque eso de mojarse en algo por Euzkadi le podía perjudicar en su carrera, pero era agradable tenerle siempre allí, al lado del presidente, silente, por si surgiera alguna eventualidad. Echada la vista atrás ahora me doy cuenta que con buenas palabras nunca nos echó una mano en nada. Su tenue peneuvismo fue tornándose en entusiasta socialismo. Eran tiempos de mayoría de Felipe González. En 1996 hubo elecciones y llegó a la presidencia de la Cámara Federico Trillo a quien Astarloa conocía pues, no en vano, Don Federico había sido miembro de la Mesa anterior. Trillo, que no le tenía demasiada simpatía por su filo socialismo, no toleró que quisiera mandar mas que él y lo mandó a la Universidad, lugar que Astarloa nos decía, añoraba: "Lo mío es la docencia y mi futuro está dando clases en la Universidad “, nos comentaba a todas horas.

Desapareció Astarloa del Congreso y ¡hete aquí! que apareció un buen día de subsecretario de justicia llevado por Michavila del PP. para terminar, en tiempos de la odiosa mayoría absoluta de Aznar, de secretario de estado de Interior, de mano derecha del demócrata Ángel Acebes. Había pasado de un tenue peneuvismo, a un entusiasta, socialismo, a militar con armas y bagajes en el sector de la derecha más beligerante, encargándose de redactar aquellos artículos del código penal que permiten encarcelar al Lehendakari en caso de que éste tenga la "mala idea” de convocar un referéndum. De grandes cabezazos al Lehendakari Ardanza en Gasteiz a ser el Fouché de Ibarretxe. Ante ésta biografía política, uno tiene dos opciones. Callarse y reírle las gracias o contarlo. Y si lo cuentas, él desde su minarete, te llama difamador y dice que jamás entrará en esa dinámica. Lógico. Tantas vueltas y revueltas lo tienen ciertamente mareado.

Conclusión: La derecha vasca tiene que fichar en Madrid un volatinero sin escrúpulos y principios para que les represente y están felices con ello. De principios, coherencia y sindéresis, mejor no hablar. Pues que con su pan se lo coman. Pero éste es el personaje. ¡No le compré nunca un coche usado!
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