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Res Nulius

Res Nulius

lunes 17 de marzo de 2008, 22:32h

Así como la "res pública" es la cosa pública, el espacio donde se gestionan los intereses de la sociedad, en el marco de unas normas de observancia obligatoria que tienen como garante de su cumplimiento al Estado, la "res nulius" es la cosa de nadie, el estado de la anarquía, la ausencia de una voluntad para acatar la ley; situación en la que no existe o casi no existe gobierno y, por lo tanto, el espacio estatal es poco más que una ficción porque en los hechos prácticamente no funciona.

En Bolivia es cada vez más evidente el predominio de una lógica autodestructiva que se ha ensañado con todo lo que trabajosamente habíamos construido a lo largo de los últimos veinticinco años. Sin embargo, y para mayor paradoja, es el propio Estado controlado por el movimiento al socialismo que ha desencadenado este proceso que nos conduce rápidamente a la desaparición de la "res pública".

A nombre de la "revolución democrática y cultural", del mentado "cambio" (que suena hoy día a "mantram" metafísico), se han cometido los más grandes daños a la precaria institucionalidad democrática, a nuestras posibilidades de desarrollo y, por supuesto, a la misma sociedad civil, perjudicando seriamente sus opciones de empleo digno y alimentación segura.

Los analistas que pretenden equidistancia, aplauden a rabiar - con buena intención, pero enorme ingenuidad - cada iniciativa de diálogo, como la que se pretende organizar ahora para salvarle el "pellejo" al gobierno del resultado final (muy probablemente contrario a los intereses del oficialismo) de unos referéndums convocados de forma irregular y prepotente por el gobierno de Evo Morales.

Pero aún más, el "paramasismo" incrustado en diversas organizaciones aparentemente neutrales de la sociedad civil, carga las mayores culpas del gran descalabro que estamos viviendo, a la "media luna", a la "oligarquía del oriente", cuando en realidad los radicales de allá fueron engendrados y potenciados por los radicales de aquí, en base a un discurso y unas actitudes autoritarias, racistas, confrontacionales, que colindan con un fascismo de corte populista.

Nunca en el período de los denominados "partidos tradicionales" se habían aprobado las normas a patadas, violando los reglamentos de debates del Congreso nacional y haciendo ostentación de una violencia injustificable contra representantes de la oposición. Jamás una región entera (como es el caso de Chuquisaca) se había pasado por "el forro" un decreto del mismísimo Presidente de la República, determinando en "cabildo abierto", nombrar una autoridad y convocar a referéndum autonómico por su propia cuenta y riesgo.

Y si de algo podíamos jactarnos, era de poseer una Corte Nacional Electoral institucionalmente impecable, profesional y unificada en torno a sus acciones. Hoy, eso se ha terminado por la injerencia del partido de gobierno en ese organismo, porque más allá que su presidente circunstancial sea un buen periodista, queda totalmente clara su inclinación hacia el MAS; es decir carece de "idoneidad moral" para conducir esa Corte.

En fin, el gran problema de la "res nulius" es que nadie cree en nadie. Ninguna de las partes confrontadas cede y coloca cada vez más obstáculos para el necesario diálogo democrático, sincero y sin trampas, que hace tiempo debió haberse realizado. En consecuencia, las opciones del gobierno, pero también del sistema político en su conjunto son cada vez más escasas. Posiblemente, ahora sí estemos a punto de tocar fondo.


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