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Cochabamba le duele a Bolivia

Cochabamba le duele a Bolivia

viernes 12 de enero de 2007, 19:16h

El cambio fue la conclusión de los días previos a las elecciones del 18 de diciembre de 2005. Las mayorías indígenas, los sectores empobrecidos de las ciudades, pero también la clase media(1) optaron por ese camino y el resultado histórico fue el triunfo inédito de Evo Morales por un margen mayor al 51% necesario para su elección directa. El ambiente festivo de la posesión y la parafernalia mediática alrededor de la figura de Evo en ámbitos nacionales e internacionales, brindaron las primeras señales del cambio augurado, circunstancias distintas a las situaciones de violencia e incertidumbre que habían caracterizado los últimos 6 años y que habían establecido la sucesión de 5 presidentes. Las iniciales medidas como la rebaja de sueldos a los funcionarios, la nacionalización de los hidrocarburos, la intolerancia a los hechos de corrupción y otros hechos simbólicos menores, dieron el inicial espacio de confianza requerido al gobierno y mantenían el silencio de la falta de iniciativa y reflejo de la oposición. Sin embargo, la situación de tranquilidad comenzó a interrumpirse meses más tarde cuando se comenzó a hablar de la temática tierras y cuando se comenzó a cuestionar - de parte del gobierno - los alcances de la reforma autonómica que un referéndum había propuesto como instancia vinculante a la Asamblea Constituyente. Un eje de conflicto regional comenzó a esbozarse estableciendo un espacio para un esquema opositor posible. El Comité Cívico de Santa Cruz, tomo el guante lanzado por el gobierno y se comenzó a configurar la opción contestataria al gobierno.

 

Las elecciones a representantes constituyentes mostraron una vez más el imperativo del cambio, pero, esta vez en varios sentidos. Dieron su apoyo mayoritario al MAS para conformar el cuerpo constituyente (aunque no en la magnitud que esperaban como partido), pero también se generó un equilibrio regional cuando la consulta sobre la autonomía ganó en cuatro de los nueve departamentos del país. Pasada la instalación de la Asamblea el 6 de agosto del 2006, el esquema opositor comenzó a tomar forma alrededor de los Comités Cívicos de las regiones donde gano el SI a la autonomía(2), los prefectos opositores y también en los partidos de oposición con representación parlamentaria y con presencia en la Asamblea Constituyente. Desde ese momento las circunstancias de amenaza mutua, estuvieron latentes en cada momento de enfrentamiento político generado.

 

La violencia volvió a las calles del país y por supuesto a los titulares de los periódicos, cuando se generó un enfrentamiento entre fuerzas policiales y campesinos cocaleros acusados por el propio gobierno como narcotraficantes. Las primeras víctimas mortales de la era Evo Morales comenzaron a sumarse y el compromiso de paz comenzó a diluirse. Posteriormente, el primer enfrentamiento entre civiles en la localidad minera de Huanuni, anticipó que las posiciones distintas exacerbadas podían rebasar los límites del control y la tolerancia. Desde ese momento, el fantasma del choque fratricida cobró la dimensión de lo posible y se convirtió en una posibilidad cada vez más frecuente. La marcha por la reforma a la ley de tierras, mantuvo esa posibilidad durante el tiempo que duró y la salida política dispuesta por el MAS (aunque cuestionable desde el punto de vista ético) resolvió el problema y evito enfrentamientos. Falta saber si su aplicación no tendrá problemas de violencia por su alta sensibilidad en el futuro.

 

Finalmente los hechos suscitados alrededor de la forma de aprobación de los artículos de la Nueva constitución en el marco de la Asamblea constituyente, marcaron la exacerbación de las diferencias regionales, culturales y hasta étnicas (raciales) que fueron incluidas en las consignas de los esquemas oficialistas y opositores. La huelga de hambre en busca de los dos tercios y la convocatoria a los cabildos regionales, trajeron consigo enfrentamientos civiles en las provincias de Santa Cruz y en la ciudad de La Paz a causa de una estrategia política alentada por el propio gobierno de intervención social al margen de los estamentos institucionales establecidos por Ley. Una figura riesgosa comenzó a asomar en ambas partes de los sujetos del conflicto, el “matonaje político” fue un recurso que fue dispuesto por los entes cívicos y por el propio partido en función de gobierno, con el pretexto de reivindicar, cada cual, su legitimidad y respaldo social y/o popular. No obstante, la acción y presencia policial (estatal) habían frenado las situaciones extremas y habían preservado en base al derecho los límites de lo posible. 

 

Con esos antecedentes, se llega a las circunstancias de enero de 2007. Varios errores pueden comenzar a enumerarse para llegar a establecer una aproximación objetiva del panorama que explique el por qué se arribó a esta situación límite actual:

 

·          El gobierno en una reunión llevada a cabo los días 3 y 4 de enero, con el fin de evaluar su primer año al frente del país. En ese escenario, estableció una estrategia de “respaldo”, control y presión social que acompañe su gestión a nivel estatal. La reunión entre la administración Morales, con organizaciones sociales afines definió, entre otras cosas, conformar una coordinadora nacional de apoyo al cambio, conformado por miembros del poder legislativo y ejecutivo, asambleístas y dirigentes de sindicatos afines al MAS. Dicha coordinadora tendría como labor principal el apoyar al gobierno con movilizaciones populares, esta decisión muestra que ya se tenía preparada la posibilidad de sacar del cargo al Prefecto Cochabambino y que marcaría una de las líneas principales de la futura gestión gubernamental: presión social en las calles y los caminos. Este hecho esbozó el estilo de gobernar que sería practicado por el MAS: "la movilización permanente" para evitar la acción “contrarrevolucionaria”. Ya en el año 2006, los cercos a la Asamblea Constituyente o al Parlamento(3), comenzaban a mostrar esta particular forma de “respaldo” social al gobierno y de presión a los opositores.

·          En ese marco, el gobierno trató de desconocer “por la fuerza” las voluntades democráticas expresadas en la elección de prefectos y la opción autonómica. Desde la acción mediática, el gobierno comenzó a desvirtuar los alcances de esas posibilidades mencionando otras formas de organización política del país sugiriendo las denominadas “autonomías indígenas” o la regionalización del país en 42 partes, que no se correspondían a las acumulaciones históricas y culturales con las que se habían constituido los departamentos actuales. Esos hechos generaron las condiciones para la extrema polarización entre gobierno y las regiones denominadas de la “media luna”. Paralelamente se difundió el discurso anti-autonomista en los espacios denominados “movimientos sociales” (afines al gobierno). Sin embargo, en la actualidad son muchos los actores sociales, grupos, y manifestaciones de la sociedad civil, que tienen una visión distinta y hasta contraria a la del gobierno de turno, pues al parecer se sienten desplazados, ignorados y hasta agredidos por quienes se hicieron con el poder. Es necesario establecer que la nueva elite política de real influencia, esta conformada, hoy por hoy, por los dirigentes del MAS, y por algunos otros factores de influencia social, sindical y étnico cultural. Sin embargo constituirse en elite política no es sinónimo de disponer de sabiduría, técnica, académica, conceptual, ni mucho menos estratégica. El MAS ha adolecido de falta de Recursos Humanos para encarar la gestión de gobierno, por ejemplo. En este sentido lo que les viene dando buenos resultados en la dimensión simbólica hasta el momento podría constituirse en factor de desgaste en el largo plazo. El tema autonómico precisamente, puede ser una falta de visión estratégica a largo plazo.

·          De parte del Prefecto cochabambino, existió una precipitación política al convocar a un nuevo referéndum para consulta regional sobre la autonomía con el impulso de las manifestaciones de las regiones de la “media luna” y sin justificar el basamento legal necesario para darle consistencia. La posición sobre la autonomía, fue fruto de un Referendum vinculante a la Asamblea Constituyente y siempre existió la posibilidad legal de involucrase en el proceso durante el proceso de implementación. De esa forma, el escenario del debate por la autonomía es y sería la Constituyente. Reyesvilla fue impulsado por los cabildos de diciembre de 2006 y por muestras de adhesión ciudadana (citadina) tendientes a revertir el resultado de Cochabamba. Pudo haber sido más estratégico encomendar la solicitud de la nueva consulta a otro actor y él secundar en segundo plano. Entonces con ese justificativo, él mismo se puso una trampa, pues permitió su desconocimiento con las mismas formas y argumentos con que él desconoció la posición regional sobre la autonomía (4)

·          En esa misma perspectiva, el gobierno trató de desconocer por la fuerza las voluntades democráticas de las regiones y en específico de Cochabamba, encontrando el argumento del desconocimiento del Prefecto de los resultados respecto de la autonomía. Políticamente, ambas partes se enfrentaron con mismos argumentos y el resultado fue la demostración de fuerza y adhesión popular, con los consabidos resultados.

·          La torpe actitud de la Ministra de Gobierno, cuyas afirmaciones públicas (“donde manda Ministra, no manda Prefecto”) fueron un elemento que avivó la encendida situación del espacio público nacional y en particular el cochabambino. Afirmó discursivamente que no podía haber represión a los cocaleros manifestantes utilizando a la Policía pues ese tipo de acción se habría constituido en una “provocación” a los movimientos sociales. Advirtió que estas situaciones no deben volver a repetirse y que la solución a este tipo de circunstancias era el dialogo. Curiosa afirmación cuando se sabe que el propio gobierno alienta las movilizaciones, permite que los “movimientos sociales” utilicen mecanismos “de hecho” para realizar su protesta y se induce de tales situaciones que existe una voluntad política de enfrentamiento desde las protestas en contra de los esquemas opositores. En la misma perspectiva, no recuerda la ministra que la violenta acción emprendida en contra de los huelguistas de la ciudad de La Paz y el hecho de haber instruido el repliegue de la policía, es también una forma de represión estatal, que puede ser demostrado y que se puede configurar como un crimen contra los derechos humanos y la propia humanidad. El descuidar la seguridad de cualquier boliviano, sea éste afín o no a las ideas de los coyunturales gobernantes, es una responsabilidad asumida por ella misma y que no puede eludir, pues hacerlo es afectar la ley. 

·          Queda pendiente el debate sobre las competencias nacionales y prefecturales, que deben ser fijadas para evitar nuevas menciones sobre “quién manda sobre quién, como y cuándo”. El proceso de elección de Prefectos respondió a una presión regional de Santa Cruz y fue encarado al calor de las circunstancias y equilibrios necesarios, pero nunca contó con un diseño previo que evitara los constantes choques por duplicidad u omisión de responsabilidades y funciones.

·          Como afirma un amigo de la red de nombre Romano Paz, “Solo los necios hacen la guerra por odio o por amor”. Siguiendo esta máxima el MAS desperdicia una oportunidad inigualable de hacer verdadera historia y transformación. En vez de opacar políticamente a su oposición y reconocerla como minorías con derecho a participar como tales dentro de un marco democrático, reduciéndolos a adversarios insignificantes. Actúa tratando de eliminarlos política y en algunos casos físicamente. Reduce la interacción política a las consignas, exacerbando discursos llenos de antagonismos, odios, rencores y venganzas. La búsqueda constante de enemigos, le ha devuelto al pueblo no alineado con el gobierno (electorado altamente polarizado), el interés por la política, le ha dado a sus adversarios (convertidos en enemigos) una razón por la cual luchar y también por la cual morir. De esta manera el último cabildo realizado en Santa Cruz nos muestra que poco a poco va madurando un discurso racional, integrador y moderno, frente al estancamiento conceptual y discursivo del MAS.

 

El drama es que el proceso supondrá muchos escollos incluyendo muertos, sangre y luto, en la premisa de que “el poder no se obtiene, se conquista”. Muchos serán perjudicados, perseguidos, otro se quemaran como fusibles, como parte del proceso política. Para ello los actuales líderes de la oposición tendrán dura batalla ante un arrastre popular muy arraigado en la figura del Presidente (especialmente en los sectores occidentales). Será también necesario dar lugar al surgimiento de otras generaciones que saldrán de las actuales trincheras políticas. Por lo pronto el ciclo político inaugurado por Morales tiende a su vigencia, le guste a quien le guste, si es interrumpido por acciones anti- democráticas, los futuros líderes opositores y por que no el propio oriente boliviano serán los verdaderos perdedores. Pero finalmente y si el escenario de violencia se generaliza, las víctimas, como siempre, serán los más débiles y humildes. Por lo pronto y en la fecha, ¡Cochabamba le duele a Bolivia!

 

 

Notas:

1. La Clase Media emitió el voto de apoyo oportuno y decisivo para hacer a Evo Morales presidente, pero que hasta ahora no ha recibido ninguna señal a su favor, sino más bien amenazas (veraces o no) a su forma de convivencia, a su estilo de vida y menos a su futuro inmediato.

2. Regiones que se denominaron “la media luna”.

3. Valga la pena recordar que la aprobación de las modificaciones a la Ley de Tierras había comenzado con una marcha indígena que partió desde el oriente y culminó con el cerco al Parlamento en La Paz.

4. En el Referéndum por Autonomías, en Cochabamba el resultado mostró la negativa regional para asumir ese tipo de proceso. 

 

 

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