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Tres claves para una nueva era

miércoles 26 de marzo de 2008, 09:58h
Vivimos horas de frenesí político. De conversaciones para ajustar futuros pactos que ayuden a los socialistas en su tránsito por el poder. De ‘quinielas’ acerca de quiénes nos gobernarán en los próximos años. El esquema no está completado, ni lo va a estar en los próximos cuatro años, que nos van a deparar enormes sorpresas. Pero la rutina tiene que cumplirse y los procedimientos, también. Hay algunos datos, o hipótesis, que pienso que nos darán algunas claves:

1*- Por ejemplo, José Bono. Va a ser mucho más que un presidente del Congreso de los Diputados al uso. Tendrá mucho cuidado a la hora de pisar callos nacionalistas, por muy poco que le gusten los nacionalismos. Entre otras cosas, porque sabe que el acuerdo de los suyos con el Partido Nacionalista Vasco tiene una enorme importancia política. Los nacionalistas vascos, a su vez, necesitan más el acuerdo con el PSOE que viceversa, así que, aunque sea llamándole “cabestro”, aceptan a Bono. El ex presidente castellano-manchego ha vencido a lo que podríamos llamar ‘el espíritu Galeuscat’, merced al signo de los votos del 9 de marzo. Y esta victoria puede que tenga su peso también en la famosa consulta del lehendakari Ibarretxe, prevista para octubre, que da la impresión de que se va desvaneciendo o, al menos, aguando. Veremos.

En cuanto a los nacionalistas catalanes, cada vez están más escorados (¿y arrinconados?) en su papel de oposición; puede pronosticarse que en Cataluña van a ocurrir muchas cosas en esta legislatura. De momento, ya ha empezado el ‘baile’, consecuencia de los malos resultados electorales, en Esquerra Republicana de Catalunya. Y todos aguardan expectantes a ver qué ocurrirá con esa famosa sentencia pendiente del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de autonomía.

2*- La conversación Zapatero-Rajoy será otro dato sustancial. Está pendiente, pero ocurrirá pronto. Cierto que el presidente del Partido Popular ha comenzado tarde su reincorporación a la locura política que nos domina, y está siendo muy criticado, incluso en voz baja en su propio partido, por su “pereza” y evidente falta de entusiasmo. Parece justificado su escepticismo, cuando acaba de dejar atrás un intento de ‘semigolpe’ interno del que hay que reconocer que ha salido con coraje. Pero le hará falta algo más de empuje.

Un pacto en temas sustanciales con el presidente del Gobierno daría a Rajoy más oxígeno del que le quitaría, pese a las presiones de ‘halcones’ en el PP y aledaños para que el líder de la oposición siga enquistado en el ‘no a todo’. Los datos sobre la mesa y las deducciones más lógicas indican que Rajoy comenzará ahora a avanzar con mayor resolución hacia la renovación de su partido en el congreso nacional del PP en junio.

3*- Otro dato de la realidad será, desde luego, la lista definitiva de los nuevos ministros. Ya se está viendo que Zapatero prefiere atarse a lo conocido que arriesgarse a vuelos de mayor calado. Ya hay pocas dudas, en todo caso, acerca de quiénes serán los pilares del ‘nuevo’ Ejecutivo. No hay muchos cambios ahí: Fernández de la Vega seguirá dominando la coordinación política (hubo tentaciones para restarle algunas competencias), la economía, exteriores e interior seguirán en las mismas manos, aunque Solbes saldrá algo reforzado; parece lógico que el vicepresidente económico controle las carteras que tengan relación con la economía, muy en especial la de Industria en tiempos de enorme movida energética. A ver si se puede evitar una repetición, ahora en torno a Iberdrola, de las lamentables escenas de la OPA sobre Endesa.

La economía tendrá, de cualquier forma, un papel muy importante en esta legislatura. Va a ser la que refrende, si se superan los pesimismos actuales, el triunfo político de Zapatero, que ahora es la gran estrella en el firmamento, el hombre que hace y deshace, el Sarkozy español (esperemos que no siga la misma estela). Como en 2004. Solo que ahora sabe que, pese a todo, pese al coyuntural desconcierto de la oposición y de sus apoyos mediáticos, institucionales y sociales, no podrá repetir modos, maneras y errores de la legislatura anterior. Tampoco lo tiene tan, tan difícil: de momento, en su reunión con el grupo parlamentario este miércoles, ha vuelto a tender la mano a los pactos. Ese es, me parece, el buen camino.
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