Terminator Rajoy

Desde el pasado lunes, tras el pleno extraordinario del Congreso de los Diputados, el líder de los conservadores, al que, por lo general, se le considera una persona de talante moderado, aparte de brillante parlamentario, se empeña en sacar músculos dialécticos a lo Arnold Schwarzeneger. Emperrado, y nunca mejor dicho, como un terrier con una zapatilla vieja, Mariano Rajoy, sigue zarandeando la cuestión de la lucha antiterrorista.

Ayer, sin ir más lejos, anunciaba que llevaría al pleno del Congreso su plan de cinco puntos, lo que provocó, reglamento en mano, el rechazo del resto de grupos parlamentarios, naturalmente, con el consiguiente regodeo del PSOE y con los subsecuentes alaridos de la acorazada mediática del PP.

De aquí hasta el final de la legislatura, si Dios no lo remedia, Rajoy va a comportarse como Terminator. Le ha tomado gusto a lo cosa, por lo visto. El pontevedrés, hasta no hace tanto poco amigo de las disonancias, acaba de encontrarle un sentido a su vida política.  Pertrechado de toda suerte de letales cachivaches dialécticos, apoyado por los suyos, irrumpe en plan destructor. ¿Que hay que lanzar, como otros tantos disparos de grueso calibre, cinco proposiciones no de ley sobre ETA y su entorno? Se lanzan. Y si encuentra rechazo a su discusión en el Pleno del Congreso, se invoca la democracia parlamentaria y hasta se recurre a Stalin como cita de autoridad.

Vaya pues, por delante, que el Partido Popular puede presentar todas las proposiciones no de ley que quiera. Como también los otros grupos parlamentarios, llegado el momento, pueden limitarse a no debatirlas en el Pleno y a pasar directamente a la votación de las mismas. Lo dice el reglamento del Congreso. Y tan lícita es una cosa como la otra. Que, en vista de la que está cayendo, sea prudente y útil para la sociedad que se escenifique hasta la saciedad el rotundo desencuentro entre lo dos principales partidos españoles, pues como que no. Las protestas de unos y de otros, por tanto, son el gasto de la pólvora en salvas en honor de los etarras, que siguen disfrutando horrores con la división entre las fuerzas políticas democráticas.

Eso sí, Terminator Rajoy, más sobrado que Schwarzeneger (que tiene fama de gran masa muscular y escaso cerebro), recarga sus armas para seguir disparando contra el pérfido Gobierno...