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Politiquerías

Politiquerías

domingo 06 de julio de 2008, 15:25h

Feliz cumpleaños, América. ¡Cuánta sangre americana se derramó por todo el mundo para asegurar a nuestras generaciones una era de democracia y libertad y cuántos, en el tiempo transcurrido desde 1776, han tratado por todos los medios de convertirnos en lo que no somos y no queremos ser!

Ay, Señor del mundo, ¿porqué no logramos saber quién es quién? Yo casi, casi, preferiría a los comunistas, que ya sabíamos eran unos simples criminales, que a esta gente que se hacen llamar líderes izquierdistas, que andan desparramados por muchas partes del globo, que tratan de aparecer como buenas personas, gente interesada en el prójimo, concernidos por el bienestar de los pobres, por la justicia e igualdad de todos y no son más que embusteros y farsantes, pues con esa actitud exterior quieren hacernos creer que son los buenos de esta sociedad, cuando en realidad son los que tratan de minar nuestro futuro, guiarnos al infierno y a la ruina, son los que quieren ver al mundo en la miseria con sola una casta elevada, la de ellos, siendo los que quieren destruir la democracia, imponer nuevas tiranías, quitar las libertades individuales, disolver la justicia y liquidar la igualdad de todos frente a la ley.

Dice mi querida amiga Pilar Rahola, refiriéndose al izquierdismo: ¿Por qué no vemos manifestaciones en París, o en Londres, o en Barcelona, en contra de las dictaduras islámicas? ¿Por qué no hay manifestaciones en contra de la esclavitud de millones de mujeres, que viven sin ningún amparo legal? ¿Por qué no se manifiestan en contra del uso de niños bombas, en los conflictos donde el islam está implicado? ¿Por qué no han liderado nunca la lucha a favor de las víctimas de la terrible dictadura islámica de Sudán? ¿Por qué toda la izquierda, sólo está obsesionada en luchar contra dos de las democracias más sólidas del planeta, Estados Unidos e Israel, y no contra las peores dictaduras?

No, la izquierda que quiere llamarse liberal nunca se ha preocupado por la libertad de los pueblos encadenados a las tiranías islámicas, los pobres ciudadanos de Siria, de Irán, del Yemen, de Sudán y nunca se preocuparon por la libertad anulada de los pobres palestinos que deben vivir bajo el extremismo musulmán del Hamas. Sólo les preocupa el concepto demagógico de ''libertad palestina'', que utilizan como arma adicional contra el pequeño Estado de Israel, cuna de libertad y democracia en todo el Medio Oriente.

Parte de la desorientación generalizada en el mundo de hoy se debe a que una gran mayoría del periodismo se dedica a la propaganda, dejando de lado el sagrado deber del reportero, de hacer llegar la verdad a oídos del pueblo. Debemos comprender la realidad del ''pueblo palestino'', ellos mismos se designan como parte integral de la nación árabe, términos utilizados por los políticos que creen que manejan al grupo de árabes llegados de otros países bajo la creencia de que serán los herederos del Estado de Israel cuando los otros árabes la conquisten, olvidando convenientemente que ya han tratado muchas veces de hacerlo para cada vez tener un fracaso mayor. En la edición del 20 de junio esbocé parte de la historia de lo que hoy llamamos el pueblo palestino y allí notarán la falta de unidad, la inexistencia de un objetivo común y la no necesidad de crear un país árabe adicional, considerando que hay ya 21 países árabes con enormes terrenos, prácticamente deshabitados, desérticos, que por una parte pueden absorber a los llamados palestinos y por otra parte pueden permitirles la extraordinaria expresión de patriotismo de crear una nación propia, una patria, con su trabajo y dedicación, sin limosnas de nadie pero con la ayuda de todos, gozar de la vida, sin guerras, sin violencia, sin muertos, sin sangre de sus hijos vertida muchas veces por sus propios correligionarios sin ningún fin.

El tratar artificialmente de llamarse refugiados y vivir de la limosna de la ONU y del resto del mundo les have perder el honor ya que podrán engañar a muchos, pero en realidad sólo consiguen agrandar la deuda que contraen con sus propios hijos, que crecen en la miseria y sólo conocen el odio que se les instila desde el día en que nacen, sin permitirles integrarse a la sociedad mundial, no dejándolos nunca convertirse en creadores, ya que sólo aprenden a destruir, a luchar, a matar y a morir.

¡Oh Dios, soberano de la paz, conduce a tus criaturas hacia la paz, hacia el trabajo y hacia la felicidad! Que las guerras terminen, que cambien las armas por arados, que los enemigos aprendan a vivir como vecinos, cada uno por su lado, pero sin sangre entre medio. ¡Amén!

Jaime S. Dromi
[email protected]

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