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La Joya está en la moto

La Joya está en la moto

miércoles 16 de julio de 2008, 23:22h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.
Los malvados de las zonas inferiores de Diariocrítico son capaces de sacarle punta a un poste de teléfonos. Por eso hoy se han descolgado con una colleja a Pere Navarro Olivella, director general de Tráfico por apelar a las técnicas de meditación budista para reducir el número de accidentes en/de/por las motos y decir que necesitamos filosofía oriental para subirnos a una moto. El Venerable Lama Jamyang Tashi Dorje es el autor del manual “Live Peace” (como el título está en inglés, no creo que ofenda a los del Manifiesto en Defensa de la Lengua Común), que es un resumen de las meditaciones sobre la práctica del motociclismo. Y, entre estas meditaciones, o como conclusión de todas ellas, destacan estos sanos y sabios consejos: concentrarse en conducir, no enfadarse ante las maniobras de otros conductores y hacer del viaje en moto un acto de paz y armonía. Cosa que yo, por cierto, aplaudo y hasta haría que resultase obligatoria para todos los que circulan sobre dos ruedas, ruidosos ciclomotores incluidos. Que menudo vaginazo representan cuando te quieren adelantar por la derecha en el justo momento en el que tu chófer va a girar hacia ese lado… En semejante situación hasta el más cachazudo de los lamas soltaría un par de rudas expresiones nada budistas.

Claro que los venerables lamas (por cierto, del monasterio que tienen en Garraf, en la provincia de Barcelona) han seguido para sus meditaciones sobre motos y moteros la vía experimental. A las claras del alba, sentados en la posición del loto, meditaban con un casco puesto. O sea, a Buda rogando y con el mazo dando… Que el modelo de casco de los lamas se va a vender dentro de nada en las grandes superficies al precio de 150 euros. Pero no es un casco cualquiera, no… De entrada, sus colores serán azafrán y dorado. Y, encima, lleva mantras grabados, destinados a proteger y pacificar la mente y a desarrollar la intuición correcta ante imprevistos. Por lo que cabe deducir que los tales mantras equivalen a eso de “Papá no corras” o “San Cristóbal, guíanos”. Algo así, en versión tibetana, como “Fíate de Buda y no corras”.

Supongo que deberéis saber, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y motorizados niños y niñas que me leéis, que el mantra por excelencia en el budismo es aquel que dice: “Om mane padme om”, una frase en pali (forma del sánscrito del siglo V antes de Jesucristo) que traducida quiere decir: “La Joya está en el loto”. ¿Y qué significa eso? Pues ni zorra idea. Buscad vosotros/as en Google, que seguro que lo encontraréis. O si no, consultadlo con alguno de los miembros y miembras de la New Age, esos que siguen enganchados en la cosa de la meditación budista.  Aunque, si esto sirve para relajar a los moteros (y a las moteras, que haberlas haylas) tampoco estaría de más. “Om mane padme om”, que se podría traducir como “La Joya está en la moto”. Aunque, pequeñines/as míos/as, el mejor mantra para un motero es uno de dos palabras: Harley Davidson. Les eleva, con chupa de cuero y todo, al Nirvana de dos ruedas.
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