No andan tranquilas las aguas en la Casa Blanca, y no sólo por las ocurrencias de su inquilino, que hoy se levanta con la fiebre de los aranceles, mañana con la de la expulsión de los norteamericanos de hecho si no demuestran su limpieza de sangre y, lo mismo pasado mañana forma una alianza temporal con Putin para invadir Europa.
A Elon Musk, hasta hace 2 días superamigo del presidente USA, ahora le parece el diablo con patas al que hay que eliminar cuanto antes de la escena política porque está implicado en el grave 'caso Epstein' de prostitución de menores.
Claro está que Donald Trump no se anda tampoco con chiquitas a la hora de descalificar a su hasta hace muy poco íntimo colaborador y amigo diciendo de él -no directamente, sino a través de portavoces más que cualificados de su administración–, que Musk es drogodependiente de la ketamina.
Si Trump no fuese el hombre más poderoso del planeta y Musk el más rico (con una fortuna superior a los 300.000 millones de dólares), no nos preocuparíamos mucho porque los intereses marcan siempre las afinidades y hasta las amistades, pero peleas de gallos como estos no se sabe nunca cómo pueden acabar. Ayer tan amigos íntimos, hoy tan íntimos enemigos.
Son como las peleas de gallitos en el patio del colegio:
- Mi camiseta es mil veces más guay que la tuya...
- ¡¡Y una mierda, chaval! ¡La mía esNike, y de esta temporada!.
- Pues vas a ver el par de hostias que te vas a llevar…
Y así hasta que uno de los contendientes, o los 2, acaben con las camisetas ensangrentadas porque ambos se han roto las narices. Pero eso no es óbice para que al día siguiente vuelvan a pasear juntos por el patio del colegio atisbando en cual de sus compañeras ha encajado mejor el advenimiento de la primavera.
Lo malo es que Trump, como digo, no se anda con chiquitas y lleva muy mal eso de que traten de quitarle la razón. La última (y ,sin duda, no será la peor), es que al todopoderoso presi le ha dado por militarizar Los Ángeles sin permiso del gobernador de California y ha desatado una crisis institucional sin precedentes en los Estados Unidos de América.
Eso, empeñado como está, en perseguir latinos indocumentados a diestra y siniestra con redadas y las consecuentes deportaciones… Y si hay que llevar hasta los Ángeles 2000 marines, se llevan aún a costa de amedrentar a toda la población. ¡Prontos que le dan al hombre!.
Pero lo de Musk y Trump, como los 2 compañeros que se rompieron las narices por un quítame allá esas pajas, es aún más raro porque uno no puede pasar del amor al odio en 6 días, que son los que mediaron entre la despedida del magnate de las nuevas tecnologías y el viejo verde que él mismo aceptó tener como jefe en la Casa Blanca. Y a éste último le bastaron 136 días después de su toma de posesión para concluir que lo mejor era prescindir del amigo magnate cuanto antes.
Detrás quedan las verdaderas razones de sus diferencias ya infranqueables, y que tienen que ver más con la NASA y la negativa del gobierno republicano de utilizar el sistema satelital Starlink en la Administración Federal de Aviación (FAA).
Una cuestión que no le ha hecho ninguna gracia a Musk, sobre todo después de haber contribuido en la campaña de Trump para alcanzar por segunda vez la Casa Blanca con una aportación superior a 260 millones de dólares.
De ingratitudes está el mundo lleno, y que Trump no haya sabido valorar en su justa medida esa "desinteresada" aportación de Musk, es sólo un ejemplo más de los muchos que nos regala cada día la política de nuestros días, más basada en los egos presidenciales (¡y de eso sabemos mucho en España!), que en esos valores eternos que unos y otros dicen defender públicamente, aunque luego estos desencuentros acaben por desmentirlos groseramente.
Menos mál que a uno y otro lado del Atlántico aún nos quedan el poder judicial y el de los medios de comunicación, ese grupo de aguerridos defensores de la legalidad y la verdad por encima de todo, porque de otro modo estos dictadores que se esconden entre tanta verborrea y actitudes en pos de la tradición o de la progresía, aún nos harían más inhabitable este mundo llamado Occidental. A saber qué será de nosotros cuando vayamos a recoger los despojos de estas luchas fratricidas a vida o muerte…Paciencia y acción, que todo llega.
Si (
No(
