La emoción de Pedro Sánchez

Ha nacido un líder para el PSOE. Pedro Sánchez no lo tenía fácil y ha dado el único paso posible para conservar la estabilidad en medio de unas arenas movedizas de las que no hubiera salido con vida, políticamente hablando. No podía abstenerse ni desobedecer a su partido, así que tenía que renunciar. Todos lo esperábamos: periodistas, políticos y ciudadanos. Pero con lo que no contábamos, y mucho menos tratándose de Pedro Sánchez, era con el factor humano. ¿Quién podía imaginarse a un Pedro Sánchez interrumpiendo su discurso al borde del llanto?

Durante unos segundos eternos, el silencio se ha hecho más denso sólo quebrado por las ráfagas de las cámaras de los fotógrafos que trataban de captar en una imagen ese esbozo de emoción contenida, mientras el líder socialista trataba de dominarla con gran esfuerzo y poco éxito. Y ha sido en esos breves instantes en los que ha vencido pese a articular un discurso de derrota y abandono. Nos ha cogido por sorpresa. Pedro Sánchez el soberbio, el engreído, el obstinado, el agresivo en sus ataques a sus adversarios políticos se ha derrumbado ante los ojos de todos (y de todas, habría añadido él muy a mi pesar).

Y no sólo ha reconocido su dolor, sino que ha hablado con sensatez y sin rabia, con la humildad de quien está dispuesto a empezar de cero (aunque todos sabemos que no bajará tantos peldaños en la escalera del liderazgo). Este mismo lunes, subirá a su coche para recorrer España y escuchar a los ignorados por el partido, ha anunciado. Porque busca coser un partido quebrado en el que “no sobra nadie”, ni el PSC, tampoco.

No sé si el tsunami de humanidad al que hemos asistido ha sido espontáneo y natural o si responde a un cambio de estrategia en su andadura política, pero de lo que no me cabe duda alguna es de que le va a brindar muchos apoyos. Lo que habrá que ver es si serán suficientes para volver a liderar el PSOE o si esta versión humanizada de Pedro Sánchez habrá sido un fugaz titileo o su nueva manera de hacer política. Pronto lo sabremos.