Ésta es la teoría que ha lanzado el martes el diario británico '
The Guardian', citando fuentes de alto nivel dentro del G-8, que estarían escandalizados por cómo se ha preparado la cumbre de manera tan mala por las autoridades italianas.
Según el rotativo, las carencias organizativas para la reunión, a la que acuden los jefes de Estado de Gobierno de los principales economías del mundo, han sido muy graves, obligando a Estados Unidos a coger las riendas de la situación y buscar sus propios expertos para preparar algunas sesiones.
Ante la situación, algunos de los dirigentes europeos presentes en el G-8 serían partidarios de que Italia deje de formar parte del grupo, dando ese espacio a España, como adelantó en otro contexto
Durao Barroso también ayer martes, pero refiriéndose en sentido más amplio a los méritos que tiene nuestro país para formar parte del selecto grupo. Todos tienen en cuenta que, además, nuestro país ha adelantado a Italia en renta per cápita y aporta un porcentaje superior de producto interior bruto en ayudas.
Si esto se produjera, nuestra entrada llegaría en plena crisis económica, cuando se acusa al Gobierno de
Zapatero de acometer la peor gestión ante la misma y de encabezar en los rankings europeos la destrucción de empelo. Es un viejo objetivo que tenía
Aznar justo antes de dejar el Gobierno en 2004, cuando entró en la estrategia bélica de EEUU y Reino Unido en Irak como favor previo a una posible admisión en el G-8.