El Tribunal Constitucional dictaminó que la lista que encabeza el dramaturgo Alfonso Sastre puede presentarse a las elecciones europeas al dejar sin efecto la decisión del Tribunal Supremo que anuló el pasado sábado esta candidatura por considerarla un instrumento de ETA.
La sentencia, dictada por unanimidad de los seis magistrados de la Sala Segunda, asegura que su “entidad probatoria” es tan “insuficiente” que ni siquiera habría que recurrir a la condena “inequívoca” del terrorismo hecha por II-SP. Los indicios en los que se basó el Supremo, según el Constitucional, no justifican “el sacrificio de los derechos fundamentales de participación política en términos de igualdad y de libre defensa y promoción de la propia ideología”.
Aun admitiendo que ETA y Batasuna hayan pretendido “la orquestación de una candidatura electoral a su servicio”, no hay, según el Alto Tribunal, un solo elemento que abone “en los términos constitucionalmente exigibles la idea de que esa pretensión se haya materializado”. Asimismo, niega que el hecho de que varios de sus avalistas fueran concejales de ANV sea un indicio de utilización por ETA, y rechaza que sea “relevante” que sus candidatas hayan intervenido en actos de la izquierda abertzale.
Reacciones
El Ministerio de Justicia dio una nota de prensa en la que manifiesta el respeto del Gobierno a la decisión y justificó su decisión por entender que “había material probatorio suficiente para acreditar que II-SP era sucesora de Batasuna”. El vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, dijo que él siempre es respetuoso con las decisiones del Constitucional.
El coordinador general de IU, Cayo Lara, mostró su satisfacción porque no se puedan “ilegalizar las ideas”. Rosa Díez de UPyD, también expresó su respeto si bien lo consideró una “mala noticia”.
Pero otro detalle que a nadie se le escapa es que ha vuelto a desatarse otro enfrentamiento entre los dos grandes tribunales del país: el Constitucional y el Supremo. La desautorización del más Alto Tribunal a la anterior sentencia judicial vuelve a suponer un varapalo y una guerra más.
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