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San Isidro. 15ª de abono

Morante 'revienta' la feria con su toreo de arte puro

Morante 'revienta' la feria con su toreo de arte puro

jueves 21 de mayo de 2009, 09:31h

Una magistral labor de Morante de la Puebla, que bordó el toreo con el capote y la muleta, ha elevado muchísimo el nivel de la Feria de San Isidro en una actuación mágica y apoteósica.


Cuatro toros de JUAN PEDRO DOMECQ, bien presentados en general, nobles, manejables y flojos. 2º y 3º sobreros de JOSÉ VÁZQUEZ, justos de trapío y mansos. MORANTE DE LA PUEBLA: silemcio; oreja. JOSÉ MARÍA MANZANARES: silencio; palmas. RUBÉN PINAR, que confirmaba alternativa: silencio; división. Plaza de Las Ventas, 21 de mayo.15ª de feria. Lleno de 'no hay billetes'.
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Morante de la Puebla torea como otros sueñan. Y en este ya histórico 21-M explotó con percal y flámula derrochando arte, pureza y cante jondo; reventando la Feria y poniendo el nivel altísimo. El suceso aconteció en su segundo enemigo con el que un inspiradísimo Morante floreó calidad a tope y enorme variedad creativa en el primer tercio y en los quites.

De su inspiración brotó el aleteo de mariposas de las verónicas y el fulgor de la belleza de su barroquísimas medias. Y después, el sortilegio de las chicuelinas y el remate de las revoleras al gallear para llevar al burel a la jurisdicción del caballo. Vendrían luego nuevas verónicas en las que toro y torero se licuaban en un arrebatado abrazo y el cierre con unos delantales soberbios.

La gente, con las fibras sensibles estremecidas, no podía más y ya en pie se unió a la fiesta con palmas por bulerías. Después, con la pañosa, Morante parió una sinfonía de adornos y siguió derramando torería santa, incienso mágico, en redondos y monumentales y escultóricos pases de pecho. El toro se fue apagando, a pesar de lo cual, el coletudo le extrajo algún natural también con musa.

Qué más da que luego pinchara antes de una estocada algo desprendida.Qué más da que el premio oficial fuera una oreja. Qué más da. La magia de Morante, que torea como otros sueñan, nos transportó al mundo virtual, pero real, de las utopías y olé.

Perlas puras y bisutería

En menor medida desarrolló su labor con su anterior enemigo, rebrincado e incómodo en el último tercio, aunque el de La Puebla también festoneó en pases sueltos esencia de canela y terciopelo. ¡Gracias!

Poco que relatar del resto. Qué más da. Manzanares nada pudo hacer más que ponerse bonito con la piltrafa sin fuerzas en que demudó el tercero de la tarde. Sí aportó empaque y finura en el otro, con algo más de poderío que el anterior, aunque en la retina y en la memoria estaba demasiado fresco el toreo que acababa de desgranar Morante, perlas puras, ante la bisutería del alicantino. Más por culpa del burel que suya, pero bisutería al fin y al cabo. Eso sí, Manzanares fue un cañón con la espada.

Menos aún añadió el toricantano Rubén Pinar, inédito casi con el de la ceremonia por su flojera, y que desaprovechó el último, nobilísimo y con codicia, aunque también flojo, que le ofrecía un gran triunfo. Mas Pinar, con un toreo de buen concepto y ortodoxia, lo echó a perder por sus ventajismos y trucos periféricos. Concluyó su labor y el festejo, y todos nos fuimos toreando de salón gracias a Morante, despedido con una tronadora ovación. ¡Gracias!
  
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