El presidente cántabro no se anda por las ramas. En su encuentro del pasado lunes con
Zapatero, al que acudió sin publicidad, en taxi y con anchoas, amenazó al presidente del Gobierno con presentar su Partido Regionalista de Cantabria a las elecciones generales “y no solamente en Cantabria”, sino también en Asturias, León, Palencia, Burgos y quién sabe si también en Vizcaya. Zapatero, que prometió al líder cántabro una solución al tema del AVE a Santander antes del 20 de julio, no pareció tomarse a broma esta advertencia del peculiar
Revilla, que no ocultó, al parecer, su disgusto con el comportamiento hacia su región por parte del ministro de Fomento,
José Blanco, al que acusó de prepotente. Zapatero le dijo que el tema del prometido –y ya licitado— AVE a Cantabria estaba en sus manos, y no en las de Blanco.
Pero lo que verdaderamente temen en Moncloa es que Revilla, buen aliado hasta ahora de los socialistas cántabros, pero sobre todo de Zapatero, pueda encabezar una ‘rebelión’ de presidentes autonómicos insatisfechos, incluyendo no pocos socialistas, de esos que ahora lanzan su propia tabla de impuestos a los ‘ricos’. El presidente regionalista cántabro es, sobre todo, temible por su penetración en los medios, que ven subir sus cuotas de audiencia gracias a la libertad verbal con la que Revilla se expresa. Y eso, en tiempos de tribulación para el Gobierno central, es muy peligroso, como ahora está pudiendo comprobar Blanco, que es, perdón por el (mal) juego de palabras, blanco de los dardos nada sofisticados de Revilla.
Si (
No(
