¿Para qué sirve el Senado?

El Senado es uno de los grandes errores de la Constitución de 1978. Ha sido durante 30 años un órgano inoperante, de mera segunda lectura retardatoria de proyectos de ley, que en cualquier caso van a volver al Congreso, e incapaz de cumplir con su función de marca de representación territorial.

Lo ocurrido este martes con la votación sobre el IVA es una buena muestra, ya que la mayoría de la Cámara alta, perteneciente al PP, pidió que la prevista subida de este impuesto quede sin efecto. Sin embargo, el IVA subirá porque en el Congreso la mayoría socialista junto a nacionalistas vascos y canarios así lo querrá. Y eso que ni canarios ni vascos tienen IVA.

Argumentar, como hace el Gobierno, que esta subida del más importante impuesto indirecto estaba prevista en los Presupuestos Generales del Estado para 2010 tiene algo de falacia, puesto que estos PGE para nada se corresponden con la realidad de los gastos y los ingresos del Estado.

Así volvemos a la pregunta inicial: ¿para qué sirve el Senado? Hay que insistir en que es precisa una reforma constitucional que refuerce y enderece algunas de las cosas que hoy se ven inoperantes en nuestra ley fundamental, promulgada hace ya 32 años en unas circunstancias muy distintas de las actuales.

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