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El Rey corta dos orejas... con su defensa de la Fiesta

El Rey corta dos orejas... con su defensa de la Fiesta

viernes 26 de marzo de 2010, 11:19h
Malos tiempos en los que hay que defender lo obvio, que decía Bertolt Brecht. Pues eso. No es novedad que Don Juan Carlos es aficionado a los toros y suele asistir, sobre todo a la cátedra de Las Ventas -además de en Beneficencia, festejo que preside desde el Palco Real- cuando actúan las figuras. Como cualquier español, en uso de su libertad, acude porque le gustan, pero está claro que su presencia tiene una carga añadida, un mensaje subliminal. Mayormente en estos tiempos difíciles para la Fiesta, no sólo por su cuestionamiento en Cataluña -no por el sufrimiento animal, sino porque son españoles-, y en  menor media en algunos otros lugares del resto de la nación.

Por lo que sus palabras en Sevilla, en la entrega de los Premios Universitarios  de la Real Maestranza de Caballería -que presidió por segunda vez en su reinado, todo un detalle muy significativo- defendiendo y con sólidos argumentos el espectáculo táurico más allá de sus gustos personales son una bella faena digna de dos orejas y salida a hombros, tanto en el bello coso maestrante como en cualquier otra plaza. Por ello, la postura del Rey es más importante, por lo que significa que, en estos tiempos en que Zapatero y su Gobierno, a cuál más antitaurino, callan y no se mojan pero a la zaga hacen todo lo posible por dañar la Fiesta, sea la máxima autoridad estatal el que sí lo haga aun a fuer de que a determinados sectores de la sociedad sus palabras no gusten y las critiquen.

Por lo que significa el acierto Real y real de argumentar que la de Fiesta "nace un mundo cultural y artístico fecundo", -guste o no, la Fiesta ha sido, es y será cultura- añadiendo otra faceta tan importante como la conservación medioambiental y ecológica y "del papel del ganadero, que sirve para preservar la raza pura del toro de lidia". Pues de acabarse las corridas ,desaparecería esta creación humana -la única en la escala animal junto al caballo de carreras inglés-, enorme contradicción para los ecologistas de pacotilla que increíblemente dicen defender a un animal que sólo existe para los festejos -¿hay 'bos taurus' en Alemania, Itali,Reino Unido, EEUU, etc?-.

Al margen de las ideas monárquicas o republicanas de cada uno, los aficionados y profesionales del toreo seguro que coinciden en valorar de manera muy positiva que el Rey haya saltado al ruedo con valentía. Eso sí, quizás para compensar que su designado sucesor, el Príncipe Felipe, haya dejado de asistir a las plazas, sobre todo desde que se casó con Doña Letizia. Y en este punto es justo y necesario  recordar una significativa anécdota, de hace casi dos décadas, cuando José Miguel Arroyo 'Joselito' era un crío, pero ya había tomado la alternativa. El coletudo brindó un toro al Rey en Las Ventas y le espetó con desparpajo "y a ver si viene más el Príncipe". Don Felipe siguió su consejo y comenzó a ir de vez en cuando, menos que el padre, eso sí, propiciando que Joselito le brindara otra faena y le felicitara "por obediente". Ahora no es así, y allá la Casa Real con sus decisiones que nos llevan a silenciar la inexistente faena del Príncipe, y a sacar el pañuelo blanco en solicitud de ese doble trofeo para Don Juan Carlos. Y olé.

  
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