El regreso de la causa -en la que además de
Camps se encuentran implicados
Víctor Campos,
Ricardo Costa y
Rafael Betoret- al tribunal valenciano el próximo mes de junio abre una nueva etapa en la investigación.
Vuelta al punto de partida. Ocho meses después de que el TSJCV decidiera archivar el caso, pese a que el instructor alertó de que había indicios de un posible delito de cohecho pasivo impropio, la causa vuelve a estar en manos de la justicia valenciana por orden del Supremo. Cabe recordar que la última propuesta del instructor del caso,
Jose Flors, fue transformar las diligencias al procedimiento del Jurado.
El primer paso en esta nueva fase incluye la posibilidad de que las partes soliciten que se practiquen nuevas pruebas. Flors debe decidir si acepta o deniega estas peticiones. Ante una posible negativa del magistrado, cabe el recursos de las partes que debe resolverse en un plazo de cinco días. También podrían apelar ante la Sala del TSJ en segunda instancia.
Tras estudiar las pruebas y reunirse con las partes, Flors tendrá la última palabra: deberá decidir si da carpetazo a la instrucción o si, por el contrario, se inclina por la apertura de juicio oral. En este último caso, no cabría recurso alguno. Por el contrario, si decidiera archivar la causa sí se podría recurrir. Además, en caso de que la causa se abriera a otros posibles delitos no incluidos en la Ley del Jurado, Camps tampoco debería hacer frente a un tribunal popular.
Juicio oral
La apertura de juicio oral -que debe ser decretada por la Sala del TSJCV- supondría un nuevo giro que dejaría al magistrado progresista
Juan Climent como presidente del jurado popular. Se trata del único juez de los cinco integrantes de la Sala Civil y Penal del TSJCV que todavía no ha intervenido en el proceso. Cabe destacar que fue nombrado magistrado por Les Corts, a prouesta del PSPV hace más de 20 años.
Los integrantes del jurado serían elegidos por sorteo entre los vecinos de la Comunitat, ámbito territorial en el que se enmarca el presunto delito y quedarían excluidos los que se encuentren en supuestos de incapacidad. Tras una preselección en el que se escogería a medio centenar de personas, las partes pueden recusar a los elegidos.
Los preseleccionados se someterán además a un examen en el que defensas y acusaciones decidirán vetos. Nueve serían los elegidos tras la criba final. Llegaría el turno de la vista oral, que se celebraría con las partes ante el jurado.
Finalmente, tras celebrarse el juicio, el jurado debe deliberar su veredicto. En caso de determinarse la culpabilidad de Camps y el resto de implicados, sería Climent quien debería dictar sentencia.
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Que nadie espere un proceso corto: podría prolongarse durante meses si se abre juicio oral
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