España no reconocerá un Estado kosovar

Aunque De la Vega señaló, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que el Gobierno no es "partidario" de anticiparse a los hechos, "máxime cuando no hay una posición de consenso clara en la comunidad internacional al respecto", recalcó que la postura española sigue siendo no apoyar la posible declaración de independencia de Kosovo.

No obstante, declaró que "a pesar de que el reconocimiento sea una competencia exclusivamente nacional", el Gobierno español está "trabajando" y seguirá haciéndolo "hasta el último instante para que la UE tenga una postura común y activa ante el futuro de Kosovo".

"En estos momentos, para el Gobierno de España la prioridad fundamental es que la solución a la que se llegue sea respetuosa con la legalidad internacional y que se garantice la estabilidad regional, por tanto nuestra posición no ha cambiado", añadió.

En lo que respecta a las declaraciones del pasado jueves del presidente ruso, Vladimir Putin, en las que denunció el "doble rasero" de los países de la UE respecto a Kosovo y afirmó que "en España la gente no quiere vivir en un solo Estado", la vicepresidenta insistió en que la situación de la provincia serbia "no tiene nada que ver" con la de España.

Sin embargo, afirmó que no va a hacer comentarios sobre "declaraciones de otros responsables políticos", remarcando además que la posición del Gobierno en relación a este tema, que calificó de "clara, transparente y responsable", ha quedado "tan clara, tan meridianamente clara" que se remite a lo ya dicho anteriormente.

Las afirmaciones de Putin han motivado que el Gobierno haya convocado al embajador ruso en Madrid, Alexander Kuznetsov, quien se reunió esta mañana con el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, según informaron a Europa Press fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Otras fuentes gubernamentales y diplomáticas advierten: "Desde el punto de vista del derecho internacional  no tenemos una base, porque no hay una resolución de Naciones Unidas", cuyo Consejo de Seguridad se encuentra hoy tan dividido con respecto a Kosovo como en su día lo estuvo con Irak.

Que España establezca o no en un futuro relaciones diplomáticas con Kosovo dependerá del número de países de toda la comunidad internacional que reconozcan al nuevo Estado. Particular atención merecerán las reacciones de Serbia, Rusia, Bosnia Herzegovina y el mundo árabe.

Si en unos meses hubiera una mayoría de países que han reconocido a Kosovo y se comprueba que en la región no se han producido conflictos, España podría establecer relaciones diplomáticas con Kosovo.

La posición de la UE con respecto a la independencia unilateral de Kosovo se formalizará el lunes 18, en el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, que reunirá a los ministros de Exteriores de los Veintisiete.

La UE está dividida entre aquellos países favorables a la independencia y los reticentes. Por ello, lo más probable es que de ese Consejo salga una escueta declaración en la que los Veintisiete tomen nota de la independencia unilateral de la provincia serbia y señalen que no es un precedente.

El reconocimiento de Kosovo como Estado independiente no vendrá de la UE, sino de cada país miembro a título individual. Algunos de ellos podrían anunciar el mismo lunes que están preparados para reconocer la independencia de Kosovo, como es el caso de Alemania, Dinamarca y Reino Unido.

Los países miembros dispuestos a reconocer a Kosovo rozan la veintena, aunque algunos de ellos precisan de una autorización parlamentaria para proceder a ello, como sucede en Bélgica o Italia.

En el tercer grupo de países contrarios a reconocer a un Kosovo que haya declarado unilateralmente su independencia se encuentra España. Chipre, sin duda, sería de los últimos países europeos que reconocería a Kosovo, si es que algún día lo hace.