Obama se olvida de España

El virtual candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, se da estos días unos auténticos baños de masas allá por donde anda. Primero el Próximo Oriente y luego por Europa: Alemania, Francia, Reino Unido... Pero ¿y España? España se perdió entre los tantos destinos a los que el senador por Ilinois podía ir, nunca fue y quién sabe si algún día irá, al menos como presidente de Estados Unidos.

Pese a la insistencia del PSOE de Pepe Blanco, que no se sabe si del Gobierno o del presidente Rodríguez Zapatero, Obama o más bien su equipo se han olvidado de ese país que en 2003, cuando lo gobernaba otro partido, se apresuró a mandar tropas para invadir Irak y jugar a ser la potencia que un día fue mientras pensaba que podría salir ganando de aquella jugada perfecta al Risk. 

Aquello fue hace ya cinco años, cuando Obama no estaba en el mapa político internacional, cuando nuestro ZP ni siquiera pensaba que llegaría a La Moncloa al año siguiente y cometió aquel error de no levantarse al paso de la bandera estadounidense. No se sabe hasta qué punto esa metedura de pata con la que, en lugar de despreciar a un Bush más, despreció a tantos millones de ciudadanos estadounidenses tiene algo que ver con la voluntad del aspirante demócrata de, por el momento, no pisar suelo español.

Para muchos, que ese candidato perfecto, que quiere que su país salga de Irak a toda costa -aunque ahora se replantee el método-, no pase por Madrid es como si Bruce Springsteen o el mismísimo Woody Allen evitaran una ciudad española en su gira europea. Un auténtico desconsuelo, y más ahora que incluso Madonna ha cancelado un concierto en la capital.

Está claro que sería simplista responsabilizar a aquel acontecimiento protagonizado por ZP de que España se haya quedado sin el acto de moda. Hay que pensar por qué la estrella del verano europeo ha ignorado a nuestro país y la razón puede ser más simple de lo esperado y poco creíble para algunos, pero es que España pinta poco ya en el panorama internacional y su política exterior, a manos del querido Moratinos tampoco ayuda.

Cuesta creer, pero es así, y quizás haya sido así en mucho tiempo, aunque haya habido espejismos que nos hayan hecho creer otra cosa. La realidad es que si Obama se quiere bautizar en política internacional visitando Europa, no pisará España, sino Alemania, Francia y el Reino Unido, porque, al fin y al cabo, son esos países los que tienen más a decir en la Unión Europea.

Lo más curioso es que tampoco se tenga a cuenta en España como vínculo de acercamiento a Latinoamérica. Se supone que sería algo normal, pero ya, ni siquiera en esa zona, España puede ayudar. España y EEUU pueden compartir preocupaciones en la zona (Venezuela, Cuba, Bolivia), pero la manera de acercarse a ellas son y serán muy diferentes, incluso si Obama llega a la presidencia. A lo mejor en Francia Obama y Nicolás Sarkozy, erigido en auténtico súper político de fama transoceánica, hablan de Latinoamérica; ya sería el colmo.

Una cosa sigue clara: a Obama no le quita el sueño no estar en España, mientras a lo mejor a Zapatero le cuesta dormir por las noches si se le pasa por la cabeza que a lo mejor tarda más de lo esperado en pisar la Casa Blanca, incluso si Obama es su inquilino en enero del próximo año.