Los grupos catalanes preparan un infierno para Zapatero

El ministro José Blanco ha intentado desactivar las tensiones. Ahí está el anuncio de acuerdo de traspaso de Cercanías, hecho al alimón con Montilla, aunque sin concreción económica. También se enmarca en esta tendencia el buen rollo que parece imperar en las conversaciones entre la nueva ministra de Economía, Elena Salgado y el consejero Castells. Todo ayudará a que la actitud de los 25 diputados del PSC, el grupo más numeroso procedente de Cataluña, sea de defensa cerrada del ejecutivo de Zapatero, aunque haya puntos de desacuerdo bajo la mesa.

    Montilla, en un raro ejercicio de sinceridad, lo ha dicho en una entrevistas radiofónica: “a veces nuestras relaciones con el PSOE son de adversarios”, pero, añade inmediatamente: “con el PP siempre seremos enemigos”, dice el de Iznajar.

CiU se encuentra cómoda ahora. Con el PNV acosando al PSOE junto al PP en el Parlamento, los votos de los nacionalistas moderados suben de precio. Duran i Lleida juega en este campo con ventaja. Por una parte intentará que en las resoluciones que salgan del debate haya acuerdos que beneficien a los sectores empresariales a los que tradicionalmente apoya CiU, y ,al mismo tiempo, publicitará la debilidad del ejecutivo. En este sentido, Duran criticará a fondo las acciones, o más bien inacciones, según su opinión, de Zapatero en la lucha contra la crisis. Además, pondrá el foco en la coincidencia de fondo que muestra la colaboración parlamentaria en el País Vasco entre PP y PSOE. En política autonómica, seguramente saldrán todas las quejas que CiU tiene respecto al gobierno central, pero cuidando mucho de distanciarse de las tesis del tripartito.

     Joan Riado, el secretario general de los republicanos, se ha mostrado muy agresivo con el PSOE ante el debate del Estado de la Nación. En concreto ha llegado a asegurar que los socialistas “tendrán que arrodillarse” para conseguir el apoyo de su partido y, por descontado, cumplir con los aspectos que el gobierno catalán tiene como prioritarios. Una imagen de Zapatero en soledad ante el resto de grupos políticos seria, ciertamente una venganza pírrica para los independentistas, y lo saben.

Joan Herrera, también secretario general de ICV apostará por dos ejes. El primero exigir un giro social al PSOE, de difícil cumplimiento en medio de la crisis galopante actual y, en segundo lugar, que “cumpla” con Cataluña, en relación al Estatuto, la financiación y los traspasos de Cercanías. De todas maneras es impensable que la critica al gobierno lleve a los rojiverdes a hacer frente común con el PP.

    Está también el PP, que en este debate hace frente común con el resto de su partido a nivel español. Los populares catalanes, con Sánchez Camacho a la cabeza, intentarán desvirtuar la política del Gobierno respecto a Cataluña haciendo hincapié en los incumplimientos, pero sin que parezca que asumen las tesis autonomistas del resto de los grupos catalanes.


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