¿La segunda negociación?

A Jaime Mayor Oreja le han fallado, una vez más, las formas. Es opinión casi generalizada en el PP que Rodríguez Zapatero proyecta una segunda -¿y última?- negociación con ETA, después de que fallara estrepitosamente la primera en mayo de 2007 tras durísimos enfrentamientos entre el ahora preso López Peña 'Thierry' y el hombre de Rubalcaba en la mesa de negociación y actual vocal del Poder Judicial José Manuel Gómez Benítez.

Nadie puede ocultar que después de aquel fallido proceso negociador Zapatero utilizó exclusivamente la vía policial para acabar con ETA. En efecto, a partir de entonces se incrementaron las detenciones de etarras a ritmos nunca vistos en la democracia española, cayeron cúpulas una detrás de otra -hasta cinco-, se descubrieron zulos y, sobre todo, se ilegalizó a ANV y PCTV, los brazos políticos de ETA, a los que antes, sin embargo, se les había permitido concurrir a los comicios municipales de marzo de 2007 en una complicada y criticada decisión salomónica.

Sin embargo, empiezan a sospechar en el PP -especialmente en el PP vasco- que los contactos con el entramado de la izquierda abertzale no se han cortado, y que el Ejecutivo sólo espera una nueva ocasión para intentar poner punto y final negociado a una banda terrorista que hoy aparece más débil que nunca. Parece una incongruencia, dado que, como es conocido, la eficacia policial ha alcanzado altísimas cotas y Francia, tras el asesinato de su agente cerca de París, se ha lanzado al acoso, derribo total y detención de los "terroristas españoles", como los califica Sarkozy.

Hay algunos datos que creen en el PP que avala esa tesis pactista. Primero, que Javier Solana -antiguo secretario general de la OTAN y ex Mr PESC- haya sido nombrado presidente honorario de la fundación Henry Dunant, la que intermedió en las dos últimas negociaciones con ETA, la de Aznar y la de Zapatero, y, también, que Solana mantenga tan estrechas relaciones con la Comunidad de San Egido, mediadora en otros conflictos y que también se postuló para mediar con ETA.

En segundo lugar, desde el PP se analiza con estupor el que el líder batasuno Arnaldo Otegi hable con sus compañeros abertzales con tanto desparpajo desde prisión cuando sabe -como sabe- que le están grabando. Y no es gratuito, además, que esas grabaciones acaben publicadas en determinado medio de comunicación. Para los populares, eso huele a chamusquina y aventura contactos, si no con ETA, sí con la izquierda abertzale para abrir, acaso, la posibilidad de que una Batasuna renacida pero mucho más democrática pueda estar presente en las próximas elecciones municipales.

Probablemente nada de eso sea cierto, pero sí forma parte del análisis que los líderes del PP, especialmente en Euskadi, están realizando sobre la actual situación.

Así las cosas, lo que hoy ha hecho el portavoz del PP en Estrasburgo, Jaime Mayor Oreja, es exponer con un peculiar e impropio estilo las dudas que existen en el PP respecto a los deseos antiterroristas de Zapatero. Pero Mayor Oreja se ha equivocado de punta a punta: como ministro del Interior que ha sido debería saber que ese tipo de declaraciones sólo benefician a los terroristas; como político debería conocer que no todo vale para arañar unos pocos escaños, y como persona debería ser consciente de que 'burradas' como que ETA y Zapatero son "aliados potenciales" son una absoluta infamia.


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