Dámaso De Lario, un veterano diplomático que ha sido embajador de Indonesia y, hasta muy recientemente, en Venezuela, ha sido el primer cese en los “segundos escalones” del ministerio de Exteriores. La nueva titular de este departamento,
Trinidad Jiménez, lo ha destituido fulminantemente de su cargo de director de Relaciones Externas (antigua Oficina de Información Diplomática), para sustituirlo por
María Jesús García, hasta ahora directora de Comunicación en el ministerio de Sanidad y uno de los ‘cerebros’ de la campaña que libró Jiménez contra
Tomás Gómez en Madrid en las elecciones primarias.
El cese de De Lario ha causado extrañeza en medios diplomáticos, dado que eran siempre miembros relevantes de esta carrera, siempre con categoría de embajador, los que desempeñaron el puesto. Entre los antecesores de De Lario figuran
Alberto Aza, actual Jefe de la Casa del Rey,
Inocencio Arias,
Manuel Cacho, actual embajador en Cuba, o
Julio Albi, recientemente enviado de embajador a Siria.
El relevo en Exteriores se produce poco después de que se hayan cambiado todos los altos cargos del ministerio, dado que Zapatero había prometido a Moratinos que continuaría hasta el final de la legislatura. Entre otros, están el recién nombrado el número dos del ministerio,
Juan Pablo de la Iglesia, el director general de Política Exterior, varios embajadores importantes, el subsecretario, etc. Todo lo cual habla de la improvisación con la que se han producido algunos cambios ministeriales.
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